Cuando surgen rumores de divorcio en torno a Biby Gaytán y Eduardo Capetillo, una de las parejas más longevas y aparentemente sólidas del espectáculo mexicano, la respuesta es siempre la misma: una negación rotunda y coordinada por parte de la familia. Recientemente, su hijo, Eduardo Capetillo Jr., salió al paso de las especulaciones describiendo a sus padres como «contentos los viejos» y desestimando los chismes como algo recurrente. Sin embargo, esta defensa férrea de la «perfección» familiar choca frontalmente con un historial público de incidentes que sugieren una dinámica de poder muy diferente, una marcada por los celos y el control. ¿Es su matrimonio un cuento de hadas o una jaula de oro?
La Versión Oficial: «Un Cuento de Hadas» Televisado
La narrativa que los Capetillo-Gaytán han vendido al público durante casi 30 años es impecable. Se conocieron en la cima de la fama con Timbiriche, se enamoraron perdidamente mientras protagonizaban la telenovela «Baila Conmigo» y sellaron su amor en 1994 con una boda de ensueño, una de las primeras en ser televisadas en México, convirtiendo su unión en un evento nacional. Desde entonces, han construido una poderosa marca familiar basada en la tradición, la fe y cinco hijos, proyectando una imagen de solidez inquebrantable que muchos admiran.
Las Grietas en la Fachada: Un Historial de Control
A pesar de la imagen pulcra, el registro público está plagado de incidentes que han levantado sospechas durante años. Estos no son simples rumores, son eventos documentados que han alimentado la percepción de que Eduardo Capetillo ejerce un control significativo sobre la vida y carrera de su esposa.
* Incidente 1: El Despido de La Academia (2011). Quizás el caso más flagrante. La pareja, que tenía roles clave en el reality show, fue despedida después de utilizar tiempo aire en vivo para confrontar a una participante por un supuesto coqueteo con Eduardo. El acto fue visto como una ventilación de asuntos personales en una plataforma profesional, y la producción los eliminó del proyecto por violar las normas del programa.
* Incidente 2: La Carrera en Pausa. Biby Gaytán era, sin duda, una de las estrellas más prometedoras de su generación. Sin embargo, poco después de su matrimonio, su carrera en la música y la actuación se detuvo casi por completo. Esta «jubilación» anticipada en la cúspide de su éxito ha sido durante mucho tiempo la principal prueba para quienes sostienen la teoría de que su esposo influyó decisivamente en sus decisiones profesionales, prefiriéndola en el rol de madre y esposa a tiempo completo.
* Incidente 3: La Salida del Musical (2023). Más recientemente, la abrupta salida de Biby y su hija Ana Paula del exitoso musical «Amor sin barreras» reavivó las viejas llamas. La especulación inmediata en el medio fue que la decisión fue motivada por la ya conocida «celopatía» de Eduardo, quien supuestamente no estaba cómodo con algún aspecto de la producción.
La negación del hijo, aunque comprensible, suena más a un comunicado de prensa corporativo que a la reacción espontánea de un miembro de la familia. La defensa del «matrimonio perfecto» no es solo una cuestión de orgullo familiar; es una necesidad de negocio. La «Dinastía Capetillo-Gaytán» es una marca, y su producto principal es esa imagen de unión idílica. El control de Eduardo, más que un simple rasgo de personalidad, podría interpretarse como la gestión de un «CEO» que protege el activo más valioso de su empresa. Las decisiones que pausaron la carrera de Biby podrían haber sido movimientos estratégicos para moldear y mantener la imagen de «esposa y madre devota» que la marca requería para prosperar.
Esto transforma el chisme. La pregunta relevante no es si se están divorciando ahora. La pregunta más profunda y reveladora es: ¿cuál es el precio que ha pagado, especialmente Biby Gaytán, por mantener esa marca durante tres décadas? ¿Cuál es el costo de vivir en una posible «jaula de oro», donde la opción de irse podría significar no solo el fin de un matrimonio, sino el colapso de una identidad pública y un negocio familiar cuidadosamente construido?
El Silencio que Grita
Aunque el divorcio siga siendo un rumor, las pruebas de una dinámica de poder desigual son parte del expediente público. La «perfección» que la familia Capetillo-Gaytán vende con tanto esmero parece tener un costo muy alto, y ese, queridos lectores, es el verdadero chisme.


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