Un negocio inesperado: insultos por encargo y mucha demanda
Alfredo Adame, conocido por su carácter polémico y estilo frontal, sorprendió al revelar una de sus fuentes de ingresos más lucrativas: los mensajes personalizados cargados de groserías. Durante una entrevista reciente con Poncho de Nigris, el actor confesó que este curioso servicio le deja más de 1 millón 500 mil pesos al mes, gracias a la alta demanda por sus peculiares videos.
“Sí. Es un ching* de lana”, soltó entre risas Adame, dejando atónito tanto al conductor como a la audiencia que lo escuchaba. Lo que para muchos podría ser motivo de polémica, el exconductor de televisión lo ha transformado en una verdadera estrategia de monetización personal.
Cómo funciona el negocio de Alfredo Adame
Este negocio digital tiene una lógica sencilla pero efectiva: los seguidores de Adame le solicitan videos personalizados, usualmente para enviar saludos, despedidas, felicitaciones o bromas a amigos… todo al estilo irreverente que lo caracteriza. Los mensajes incluyen un sinfín de insultos, albures y groserías, que lejos de alejar a su público, se han convertido en su sello de autenticidad.
Adame ha sabido capitalizar su imagen de “villano” o “patán mediático” en algo mucho más tangible: dinero. Según explicó en la charla, tiene tanta demanda que puede grabar decenas de mensajes al día, y cobra por cada uno una cantidad nada despreciable.
Este modelo recuerda a plataformas como Cameo, donde celebridades internacionales venden saludos en video a fans por tarifas que varían según su nivel de fama. En México, aunque el modelo es menos formal, Adame ha logrado adaptarlo a su estilo, potenciando su popularidad con humor y polémica.
¿Por qué funciona este tipo de contenido?
Detrás del éxito de este negocio hay varios factores que lo explican:
- Autenticidad sin filtros: Alfredo Adame no intenta caer bien a todo el mundo. Su autenticidad —aunque grosera o explosiva— conecta con un público que busca contenido real, irreverente y divertido.
- Memes y cultura digital: Sus frases ya se han viralizado en redes sociales como TikTok y X (antes Twitter). Muchos usuarios piden estos saludos como bromas entre amigos, lo que hace que los videos se compartan y generen más interés.
- Monetización de marca personal: Adame ha convertido su carácter conflictivo en un producto vendible. A diferencia de otros famosos que evitan controversias, él las usa a su favor para crear contenido exclusivo.
- Bajo costo y alta ganancia: Grabar estos mensajes no requiere inversión en producción, escenografía ni guion. Solo su celular, su voz y su sello verbal. Esto permite que el margen de ganancia sea altísimo.
Reacciones del público y las redes
Como era de esperarse, las redes sociales estallaron ante las declaraciones de Alfredo Adame. Muchos lo criticaron por “vender insultos”, mientras otros aplaudieron su astucia para ganar dinero sin filtros ni censura. En plataformas como TikTok e Instagram, ya circulan algunos ejemplos de estos saludos cargados de insultos, que incluso algunos famosos han replicado en tono de broma.
Poncho de Nigris, quien también ha sabido navegar la fama con controversia, expresó su sorpresa durante la entrevista, destacando que Adame “está ganando más que muchos influencers”.
¿Estrategia de reinvención o simple polémica?
Más allá del juicio moral que pueda generar, lo cierto es que Alfredo Adame ha encontrado una forma inusual pero efectiva de reinventarse en la era digital. Después de años en el ojo del huracán, ha aprendido a capitalizar su personaje público, aunque eso signifique gritar groserías por pedido.
En un entorno donde la atención vale más que la reputación, figuras como Adame demuestran que la fama puede traducirse en ingresos, siempre que se tenga claro el nicho, el tono y la audiencia.
Alfredo Adame ha convertido lo que para muchos sería un problema —su lenguaje y actitud explosiva— en una mina de oro digital. Sus saludos llenos de groserías han dejado de ser una simple broma para convertirse en un modelo de negocio rentable, con ingresos mensuales que superan el millón de pesos. En tiempos donde el contenido viral manda, Adame ha sabido aprovechar su estilo para seguir vigente y ganar dinero, una grosería a la vez.


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