Craig Mazin no es un director cualquiera. Antes de revolucionar la televisión con Chernobyl y más tarde con The Last of Us, era simplemente un jugador emocionado frente a una pantalla. Con un control en mano y el corazón acelerado, vivió su primera partida del videojuego de Naughty Dog como muchos de nosotros: con lágrimas, tensión y admiración absoluta.
“Quería adaptar esto desde que lo jugué por primera vez”, confesó en una entrevista con Esquire. Y aunque en ese momento parecía un sueño imposible, su talento y la conexión emocional con la historia lo llevaron a lograrlo. El resultado: una de las mejores adaptaciones televisivas de la historia reciente.
“Todos se reían de las adaptaciones de videojuegos…”
Durante años, las adaptaciones de videojuegos a cine o TV eran sinónimo de fracaso. Mazin lo sabía y no se intimidó. “Todos se reían de lo malas que eran”, recordó. Su enfoque fue radicalmente distinto: no intentar convertir el juego en algo nuevo, sino capturar su alma.
Junto a Neil Druckmann, cocreador del juego, apostó por una fidelidad emocional y narrativa que conectara con fans y nuevos espectadores. Y funcionó. The Last of Us no solo fue un éxito de audiencia, también arrasó con la crítica, ganando premios y consolidando a Pedro Pascal como un Joel inolvidable.
La fidelidad emocional como regla de oro
Para Mazin, adaptar The Last of Us no era cuestión de calcar escenas, sino de entender por qué esas escenas importaban. Recreó momentos icónicos del juego, sí, pero también profundizó en las emociones de los personajes, especialmente en la relación entre Joel y Ellie.
Esa mirada íntima y humana se convirtió en el corazón de la serie. “Queríamos que al final de cada temporada, el público se sintiera profundamente satisfecho”, explicó.
Segunda temporada: nuevos retos, mismas emociones
La presión no ha disminuido. La segunda temporada promete momentos aún más intensos, especialmente con la llegada de Abby, otro personaje que divide opiniones.
Mazin asegura que seguirán fieles al espíritu del juego, sin importar las críticas. “Nuestro trabajo no es complacer a todos, sino ser fieles a la historia”. Su amor por el juego sigue guiando cada decisión creativa.
La paternidad como eje emocional
Uno de los temas más poderosos en The Last of Us es la paternidad. Joel representa una figura paterna rota que encuentra en Ellie una nueva razón para seguir. Mazin amplió ese tema con sensibilidad, y planea hacerlo aún más en la segunda temporada, explorando también la maternidad.
“Con Ellie y Abby volvemos a lo que significa ser padre o madre”, explicó. No es una historia de zombis, sino de amor, pérdida y redención.
¿Qué sigue para Craig Mazin?
Mazin no descarta proyectos más personales, incluso una obra de teatro. Pero por ahora, su prioridad es que The Last of Us siga sorprendiendo. “Esto es más que una adaptación. Es una carta de amor al juego”.
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