Estados Unidos redobla su estrategia para mantener el liderazgo en inteligencia artificial (IA) y frenar el avance de China. En una nueva declaración, el presidente Donald Trump reafirmó que los chips más avanzados del mundo, desarrollados por Nvidia, permanecerán fuera del alcance de Pekín.
Durante una entrevista con el programa 60 Minutes de la cadena CBS, Trump sostuvo que los chips Blackwell, diseñados para tareas de IA de alto rendimiento, serán exclusivos para empresas estadounidenses, y descartó cualquier posibilidad de exportar versiones completas a China.
“Les dejaremos negociar con Nvidia, pero no en términos de lo más avanzado”, dijo el mandatario a bordo del Air Force One. Su postura refleja la continuidad de una política de contención tecnológica que comenzó durante su administración previa y que ha sido respaldada por el Congreso.
Temor a un salto militar y tecnológico en China
En Washington, la preocupación no solo es económica. Los expertos en seguridad temen que el acceso de China a chips avanzados de IA impulse su capacidad militar y refuerce su desarrollo autónomo en defensa y vigilancia digital.
Los chips Blackwell, considerados el “corazón” de la nueva era de la IA, son clave para entrenar modelos masivos de lenguaje, simulaciones científicas y análisis militares. Su potencial, según analistas del sector, podría acelerar una carrera armamentista digital entre las dos principales potencias del planeta.
EE.UU. invierte en metales estratégicos y autonomía industrial
El veto a los chips se complementa con una nueva estrategia de inversión en metales críticos, indispensables para la fabricación de imanes, baterías y componentes electrónicos.
El gobierno estadounidense se convirtió en accionista de la start-up Vulcan Elements, especializada en la transformación de tierras raras, materiales esenciales para la industria tecnológica. La operación incluye una inyección combinada de 550 millones de dólares, con participación pública y privada.
Además, el gobierno otorgará créditos por 620 millones de dólares y una subvención de 50 millones, a cambio de acciones. También se anunció un préstamo de 80 millones a ReElement Technologies, otra empresa dedicada a la recuperación de estos minerales estratégicos.
Reducir la dependencia de China: una prioridad nacional
El objetivo de Washington es claro: reducir la dependencia del suministro chino de tierras raras, sector que ha sido históricamente dominado por el gigante asiático. Estas medidas buscan blindar la cadena de suministro estadounidense ante posibles tensiones comerciales o sanciones futuras.
El mercado de los metales estratégicos se ha convertido en un nuevo campo de batalla geopolítica, donde la energía limpia, la inteligencia artificial y la defensa confluyen como pilares de la seguridad nacional.
Trump, que ha endurecido su discurso frente a Pekín, asegura que la nueva política industrial estadounidense “no solo protege empleos, sino el futuro tecnológico del país”.
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