Bebidas en vidrio no están exentas de contaminación
Los microplásticos han generado preocupación en los últimos años por su presencia en alimentos y bebidas. Pero una nueva investigación revela un hallazgo inesperado: las botellas de vidrio podrían contener hasta 100 veces más microplásticos que sus equivalentes de plástico. Así lo dio a conocer el divulgador científico y doctor en ingeniería química, Rafa Carbajal, quien explicó los resultados de un estudio realizado por el Laboratorio de Seguridad Alimentaria de Francia.
El objetivo del estudio era determinar en qué tipo de envase —vidrio o plástico— se encuentran mayores niveles de microplásticos. Para ello, los investigadores analizaron bebidas populares como refrescos de cola, tés, cerveza y agua mineral, embotelladas tanto en plástico como en vidrio. También se incluyeron como referencia agua natural y agua purificada.
Los resultados sorprendieron incluso a los científicos: los envases de vidrio presentaron 4.5 partículas de microplástico por litro, mientras que en los de plástico solo se encontraron 1.6 partículas por litro. Esto contradice la creencia común de que los productos envasados en vidrio son más puros o saludables.
¿De dónde vienen los microplásticos en el vidrio?
Una de las primeras hipótesis apuntó a la parte plástica de las tapas, conocidas como corcholatas. Sin embargo, los análisis químicos descartaron esta posibilidad, ya que el tipo de plástico encontrado en las bebidas no coincidía con el de las tapas. Esto llevó a los investigadores a buscar otra fuente.
El estudio encontró que la pintura utilizada en las corcholatas podría ser la principal responsable. Durante el almacenamiento y traslado de estas tapas metálicas, se genera fricción entre ellas, lo que provoca que se desprendan pequeñas partículas de pintura con componentes plásticos. Estas partículas quedan dentro de la tapa y, al ser selladas, terminan en contacto con el líquido de la bebida.
¿Cómo reducir la presencia de microplásticos?
Para comprobar esta hipótesis y buscar una solución, los expertos evaluaron diversos métodos de limpieza de las tapas antes de sellar las botellas. El método más efectivo fue el sopleteado con aire, que permitió reducir la cantidad de microplásticos de 287 partículas por litro a solo 87. Aunque la disminución fue significativa, el problema no se eliminó por completo.
El estudio también propuso otras medidas, como:
- Cambiar la pintura utilizada en las tapas para reducir la presencia de compuestos plásticos.
- Mejorar los procesos de manejo y transporte para evitar la fricción entre corcholatas.
- Implementar normas de calidad más estrictas en las plantas embotelladoras.
¿Qué significa esto para los consumidores?
Este hallazgo pone en duda la idea de que el vidrio es un material completamente seguro para el envasado de bebidas. Aunque sigue siendo reciclable y libre de aditivos químicos como el BPA, no está exento de contaminación por microplásticos, sobre todo por factores indirectos como el manejo de tapas o materiales de empaque.
Para los consumidores preocupados por su salud, este estudio destaca la importancia de:
- Informarse sobre el origen de los productos y sus procesos de envasado.
- No asumir que los envases de vidrio son automáticamente “más saludables” que los de plástico.
- Exigir mayor transparencia a las empresas sobre sus prácticas de producción y control de calidad.
Aunque el vidrio ha sido considerado por mucho tiempo como una opción segura frente al plástico, este estudio demuestra que incluso las bebidas envasadas en vidrio pueden contener microplásticos. El problema no proviene del vidrio en sí, sino de factores como las corcholatas y la pintura utilizada en su fabricación. Gracias a investigaciones como esta, se abren nuevas líneas de acción para mejorar la seguridad alimentaria y disminuir la exposición a contaminantes invisibles, pero presentes hasta en un sorbo de cerveza.


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