La telaraña más grande del mundo fue encontrada en la llamada “Cueva del Azufre”, ubicada en la frontera entre Albania y Grecia. En este oscuro ecosistema subterráneo habitan más de 111 mil arañas, según un estudio publicado en la revista Subterranean Biology y retomado por Live Science.
Los investigadores describen esta red como una colosal estructura que cubre más de 106 metros cuadrados a lo largo de un pasaje de techo bajo, formada por un mosaico de miles de pequeñas telarañas en forma de embudo.
Dos especies, una telaraña cooperativa
La investigación liderada por István Urák, profesor de biología en la Universidad Sapientia de Transilvania, reveló que dos especies distintas cohabitan en perfecta armonía dentro de la cueva: Tegenaria domestica (araña doméstica del embudo) y P. vagans.
En condiciones normales, ambas especies no conviven pacíficamente, e incluso pueden comportarse de forma depredadora una con la otra. Sin embargo, en la completa oscuridad de la cueva, los científicos observaron una cooperación sorprendente, lo que representa la primera evidencia de comportamiento colonial entre estos arácnidos.
“El mundo natural aún guarda innumerables sorpresas”, comentó Urák, quien calificó el hallazgo como “una experiencia de admiración, respeto y gratitud”.
Telaraña moldeada por el azufre
La “Cueva del Azufre” recibe su nombre por el ácido sulfúrico que modeló su estructura, resultado de la oxidación del sulfuro de hidrógeno en el agua subterránea. En este ambiente extremo, donde nunca entra la luz solar, prospera un ecosistema único compuesto por microbios, mosquitos y las arañas que dependen de ellos para sobrevivir.
La ausencia de luz, señalaron los investigadores, modifica la agresividad y la percepción visual de las arañas, permitiendo que las dos especies compartan territorio sin atacarse.
El análisis genético reveló que las arañas de la “Cueva del Azufre” presentan una menor diversidad bacteriana intestinal, consecuencia directa de su dieta rica en azufre. Los científicos también detectaron adaptaciones evolutivas que les permiten sobrevivir en condiciones subterráneas extremas, donde la falta de luz, oxígeno y nutrientes marcaría el límite para la mayoría de los seres vivos.
La colonia de arañas representa un fenómeno biológico único, pero su conservación enfrenta desafíos, ya que la cueva se encuentra justo en la frontera entre Albania y Grecia, lo que complica los esfuerzos de protección.
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