México está viviendo un momento histórico y preocupante: sus glaciares prácticamente han desaparecido. La UNAM emitió una advertencia contundente al señalar que el país llegó al punto en el que estas masas de hielo dejaron de ser formaciones permanentes y se convirtieron en conflictos que están por extinguirse.
Durante décadas, las montañas más altas funcionaron como reservas naturales de agua y como reguladores climáticos esenciales. Hoy, su desaparición revela la velocidad del calentamiento global y anticipa escenarios críticos para el suministro de agua en el futuro.
Los glaciares que México ya perdió

Popocatépetl: el primero en desaparecer por completo
En los años sesenta, el volcán tenía glaciares visibles que formaban parte del paisaje. Pero el aumento de temperatura y la constante actividad volcánica aceleraron su derretimiento. Desde hace unos años, el Popocatépetl quedó oficialmente sin hielo permanente. Es el ejemplo más contundente de pérdida total.
Iztaccíhuatl: un glaciar que se deshace ante nuestros ojos
La montaña que alguna vez albergó más de una decena de glaciares hoy solo conserva restos aislados. Los investigadores calculan que queda cerca del 10% de la masa de hielo que existía hace seis décadas. En lugar de grandes cuerpos glaciares, hoy sobreviven pequeños fragmentos que continúan reduciéndose año tras año.
Pico de Orizaba: el último glaciar significativo del país
El Citlaltépetl es la única montaña que aún conserva una extensión notable de hielo, pero su retroceso tambiénes evid ente. De más de 200 hectáreas que tenía a mediados del siglo pasado, hoy persisten poco más de 30. Aunque es el glaciar más resistente, los científicos afirman que su desaparición también es inevitable.
¿Cómo saben los expertos que México perdió sus glaciares?
Los investigadores de la UNAM han documentado el retroceso del hielo mediante:
- Comparaciones históricas de fotografías aéreas
- Imágenes satelitales recientes
- Mediciones de campo y drones
- Modelos de volumen y distribución
Los registros muestran un patrón invariable: década tras década, el hielo retrocede y no se recupera.
Un país sin glaciares y sin leyes para protegerlos
A pesar de la pérdida acelerada, México no cuenta con legislación específica para resguardar estas formaciones. La UNAM advierte que la ausencia de un marco legal ha dejado a los glaciares vulnerables a los efectos del clima y a la actividad humana en zonas altas.
Su desaparición afecta:
- La disponibilidad futura de agua dulce
- La estabilidad de cuencas hidrológicas
- Los ecosistemas de montaña
- La biodiversidad adaptada al frío
¿Cómo afecta a la población que México ya no tenga glaciares?
Perder glaciares significa perder depósitos naturales de agua. Muchas comunidades cercanas a montañas como el Iztaccíhuatl dependían del deshielo para alimentar corrientes, manantiales y humedales. Con menos hielo, estos flujos se debilitan y aumenta la presión sobre presas y acuíferos.
El retroceso también modifica el clima de las zonas altas: menos humedad, temperaturas más extremas y pérdida de hábitats.
Según proyecciones de la UNAM:
Para 2030, el cambio climático costará al país 22% de su PIB actual.
Para 2100, las pérdidas podrían alcanzar el 610% del PIB.
La UNAMadvierte que salvar los fragmentos de hielo restantes depende de acciones inmediatas:
- Reducción de emisiones
- Protección de zonas montañosas
- Programas de monitoreo continuo
- Educación ambiental urgente
Sophie Ávila Foucat, del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, presentó un estudio sobre gestión colaborativa del agua en la cuenca Copalita-Huatulco (Oaxaca), donde se demostró que: Las ONG y autoridades deben trabajar en conjunto para conservar los recursos hídricos. Las comunidades rurales necesitan mayor participación en la gobernanza del agua.
Con la desaparición de sus glaciares, México enfrenta un panorama donde el acceso al agua y la conservación de ecosistemas serán desafíos cada vez más serios.


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