Direct-to-cell es la nueva apuesta de Starlink para resolver uno de los problemas más antiguos de la conectividad móvil: quedarse sin señal. La tecnología, actualmente en fase de pruebas en países de Latinoamérica como Chile y Perú, permitirá que los teléfonos celulares se conecten directamente a los satélites cuando las redes tradicionales no estén disponibles.
No se trata de ciencia ficción ni de un experimento a largo plazo. Es una evolución práctica del modelo de internet satelital que SpaceX viene desarrollando desde hace años y que ahora apunta directamente al dispositivo más usado del planeta: el celular.
El problema que Direct-to-cell busca resolver
A pesar del avance de las redes 4G y 5G, millones de personas siguen viviendo o transitando por zonas donde la cobertura móvil es inestable o inexistente. Rutas extensas, áreas rurales, regiones montañosas y territorios alejados de grandes ciudades siguen dependiendo de soluciones costosas o directamente de la incomunicación.
En ese contexto, Direct-to-cell surge como una capa de respaldo: no reemplaza a las operadoras, pero entra en acción cuando estas fallan. La promesa es simple y poderosa: si tu celular no encuentra señal terrestre, buscará automáticamente conexión con un satélite.
Cómo funciona Direct-to-cell en la práctica
La clave del sistema está en los satélites de órbita baja de Starlink, equipados con módems especiales conocidos como eNodeB. Estos dispositivos permiten que los satélites funcionen como si fueran antenas de telefonía móvil 4G en el espacio.
Cuando un usuario pierde la cobertura de su operador tradicional, el teléfono intenta conectarse a la red satelital de Starlink sin que el usuario tenga que hacer nada. No hay aplicaciones nuevas, no hay antenas externas y no hay configuraciones complicadas.
En una primera etapa, el sistema prioriza funciones esenciales: mensajes de texto, llamadas de emergencia y comunicación básica. En fases posteriores, se habilitará la transmisión de datos móviles.
Requisitos reales para usar la tecnología
Aunque suena revolucionario, Direct-to-cell no funcionará en cualquier dispositivo antiguo. Los usuarios deberán contar con un celular compatible con 4G/LTE, sistemas operativos actualizados —Android 15 o superior, o iOS 26 en adelante— y una vista razonablemente despejada del cielo.
Este último punto es clave: al tratarse de comunicación satelital directa, obstáculos como edificios densos o estructuras cerradas pueden afectar la conexión, algo similar a lo que ocurre con otros servicios de Starlink.
No reemplaza a las operadoras, las complementa
Uno de los aspectos más importantes del anuncio es que Starlink no busca convertirse en una operadora móvil tradicional. Direct-to-cell está pensado como un complemento que solo se activa cuando no hay señal convencional.
Esto lo vuelve especialmente útil para emergencias, viajes largos, zonas rurales y situaciones de desastre natural, donde la infraestructura terrestre suele fallar primero.
Para que el sistema funcione, SpaceX necesita acuerdos con las operadoras locales y la aprobación de los entes reguladores de cada país. Por eso, su llegada no será simultánea en todo el mundo.
¿Cuándo podría llegar a Argentina?
Aunque Direct-to-cell ya se prueba en Latinoamérica, su llegada a Argentina todavía no tiene fecha confirmada. Todo dependerá de negociaciones con las compañías de telecomunicaciones locales y de la aprobación de los organismos regulatorios.
Existen dos modelos en análisis. El primero contempla incluir la conectividad satelital como parte de planes móviles premium. El segundo evalúa ofrecer el servicio como un complemento opcional, con un costo estimado cercano a los 10 dólares mensuales.
El valor real de Direct-to-cell
Más allá del impacto mediático, Direct-to-cell representa un cambio concreto en la forma en que entendemos la conectividad. No promete velocidad extrema ni reemplazar redes existentes, sino garantizar algo mucho más básico y necesario: no quedarse incomunicado.
Para trabajadores rurales, transportistas, equipos de emergencia o personas que viven lejos de los centros urbanos, esta tecnología puede marcar la diferencia entre estar conectado o quedar aislado.
Al final, Direct-to-cell no es solo una innovación técnica. Es un paso más hacia un mundo donde la señal deja de depender exclusivamente de torres y cables, y donde la conectividad se vuelve realmente global, incluso cuando parece no haber nada alrededor.


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