Este sábado, el mundo de la ciencia despide a Chen Ning Yang, uno de los físicos más influyentes del siglo XX, fallecido a los 103 años en Pekín. Conocido también como Yang Zhenning, compartió en 1957 el Premio Nobel de Física con Tsung-Dao Lee, un reconocimiento que marcó un antes y un después en la física de partículas y en la carrera de los científicos chinos en el ámbito internacional.
Nacido en 1922 en Hefei, provincia de Anhui, Yang demostró desde joven un talento excepcional para las matemáticas y la física, intereses que lo llevaron a obtener su doctorado en la Universidad de Chicago en la década de 1940. Su investigación contribuyó de manera decisiva al entendimiento de las simetrías en física de partículas, un área que sigue siendo fundamental para la ciencia moderna.
Legado académico y científico
Además de su trabajo como investigador, Chen Ning Yang dedicó gran parte de su vida a la educación en China. Desde 1999, enseñó en la Universidad de Tsinghua, donde también pasó parte de su infancia mientras su padre ejercía como profesor. La institución rindió homenaje al científico oscureciendo los colores de su página web en señal de duelo.
“Mi vida ha sido un círculo en el que he partido de un punto, he recorrido un largo camino y, finalmente, he regresado al punto de partida”, declaró Yang, reflejando su conexión profunda con la educación y la investigación en su país natal.
Su influencia trascendió fronteras: fue miembro de la Academia China de Ciencias y participó activamente en la apertura de relaciones científicas y diplomáticas entre China y Estados Unidos durante los años 70. Gracias a su legado, numerosas generaciones de físicos han seguido sus pasos, consolidando a China como un referente global en investigación científica.
Reconocimientos y contribuciones
El trabajo de Yang en la física teórica es legendario. Su colaboración con Tsung-Dao Lee cambió la comprensión de la paridad en interacciones fundamentales, tema que hoy sigue siendo un pilar de la física de partículas. Además, su enfoque riguroso en la educación científica dejó un modelo de enseñanza basado en la excelencia y la curiosidad intelectual.
Su muerte marca el cierre de un capítulo histórico para la ciencia china y mundial, pero su influencia sigue viva en laboratorios, aulas y conferencias de todo el mundo.


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