Cuando Assassin’s Creed Origins llegó en 2017, redefinió la saga con su mezcla entre acción, historia y elementos RPG, transportando a millones de jugadores al antiguo Egipto. Bayek y Aya se convirtieron en figuras inolvidables, símbolos del nacimiento de la Hermandad de los Asesinos. Pero lo que pocos sabían era que la historia original iba a ser muy diferente: Aya debía ser la protagonista principal.
El Assassin’s Creed que nunca vimos
En los primeros borradores de Origins, la trama comenzaba igual: un matrimonio marcado por la tragedia. Pero el giro radical llegaba pronto: Bayek moriría o quedaría incapacitado en los primeros capítulos, dejando a Aya al frente del relato. La intención del equipo creativo era mostrar el origen de la Hermandad desde la mirada de una mujer, fuerte, decidida y movida por la venganza.
El concepto prometía romper moldes en la franquicia, pero nunca llegó a ver la luz. Según reportes internos revelados años después, la dirección de Ubisoft decidió alterar el guion y reducir el protagonismo de Aya, relegándola a un papel secundario.
Las sombras dentro de Ubisoft
El medio Bloomberg reveló que varios desarrolladores de Ubisoft denunciaron presiones internas para minimizar el papel de personajes femeninos en distintas entregas. De acuerdo con los testimonios, algunos ejecutivos creían que “los jugadores no querían controlar a una mujer”.
Esa mentalidad no solo afectó a Origins, sino también a otros títulos como Assassin’s Creed Syndicate, donde Evie Frye fue opacada por su hermano Jacob, y Assassin’s Creed Odyssey, donde Alexios fue añadido para no dejar sola a Kassandra como protagonista.
Detrás de esas decisiones se encontraba Serge Hascoët, entonces director creativo de Ubisoft y responsable de supervisar el rumbo narrativo de sus principales franquicias. Hascoët renunció en 2020 tras ser acusado de acoso y abuso sexual, lo que destapó una crisis interna sobre la cultura corporativa y el trato hacia las mujeres dentro del estudio.
Un legado que sobrevivió al cambio
Aunque Aya perdió su rol principal, su presencia sigue siendo uno de los pilares emocionales más fuertes del juego. Su evolución, de esposa dolida a fundadora de la Hermandad, permitió que Origins mantuviera un mensaje poderoso: la lucha por la justicia y la libertad tras el dolor.
Los fans no tardaron en imaginar qué habría sido de un juego centrado completamente en Aya. En foros y redes sociales, muchos han defendido la idea de que Ubisoft desaprovechó una oportunidad histórica para ofrecer una protagonista femenina compleja, en un contexto tan rico como el Egipto antiguo.
Aun así, Assassin’s Creed Origins se consolidó como una obra maestra. Su narrativa, su mundo abierto y su estética marcaron un punto de inflexión que influyó en entregas posteriores como Odyssey y Valhalla.
El cambio que marcó un debate en la industria
El caso de Aya es hoy un ejemplo recurrente en los debates sobre representación femenina en los videojuegos. Más allá del entretenimiento, Origins dejó en evidencia cómo las presiones corporativas pueden moldear la creatividad.
En los últimos años, Ubisoft ha intentado reconstruir su reputación, dando más espacio a protagonistas femeninas y diversificando sus equipos creativos. No obstante, la historia detrás de Origins sigue siendo un recordatorio de que el verdadero cambio dentro de la industria aún está en proceso.


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