Nissan ha confirmado que analiza el posible cierre de sus plantas de manufactura en México, con la histórica instalación de Cuernavaca (CIVAC) específicamente en la mira. La decisión forma parte de un plan de reestructuración global que amenaza miles de empleos.
Una sombra de incertidumbre se cierne sobre el sector automotriz de Morelos. Nissan, uno de los gigantes de la industria, ha puesto sobre la mesa el posible cierre de su emblemática planta en Cuernavaca, una instalación con más de 60 años de historia que ha sido un motor económico para la región. La noticia, que ha encendido las alarmas entre trabajadores, sindicatos y autoridades, forma parte de una estrategia global que busca optimizar la rentabilidad de la compañía a nivel mundial.
El “por qué” de la decisión: Una restructuración global
La posible clausura no es un hecho aislado, sino una pieza dentro del plan de transformación global de la compañía japonesa, denominado «Re:Nissan». Este programa estratégico tiene como objetivo principal reconstruir y renovar la empresa, aumentando la eficiencia y concentrando la producción en sus centros más rentables.
Esta estrategia ya ha tenido consecuencias en Morelos. En 2021, la empresa anunció el cierre de la «Línea Uno» de producción en la misma planta de CIVAC, lo que resultó en la eliminación de 866 empleos directos. Aquel recorte fue un presagio de que la viabilidad a largo plazo de la planta estaba bajo escrutinio. Ahora, la amenaza es el cierre total.
El costo humano y económico para Morelos
Un cierre completo de la planta de Nissan en Cuernavaca tendría un impacto económico y social catastrófico para el estado de Morelos. Aunque la compañía no ha especificado el número de empleos que estarían en riesgo en esta ocasión, la cifra se contaría por miles, afectando no solo a los trabajadores directos sino a toda una cadena de proveedores y servicios locales que dependen de la actividad de la planta.
«Reestructurarse no es solo una opción: es una necesidad para sobrevivir en un mercado donde la innovación y la rentabilidad van de la mano.» – Portavoz de Nissan sobre el plan global.
Respuesta del gobierno y antecedentes de conflicto sindical
El Gobierno del Estado de Morelos ha reaccionado con cautela, emitiendo un comunicado en el que asegura mantener una «coordinación» con la empresa y refrenda su compromiso con el empleo y la inversión. Sin embargo, la historia reciente sugiere un camino complicado.
El cierre de la Línea Uno en 2022 estuvo marcado por la controversia. Trabajadores despedidos denunciaron públicamente que la empresa les entregó una liquidación incompleta y acusaron al Sindicato Independiente de Trabajadores de Nissan de haberse «vendido a la empresa» y de no defender sus derechos adecuadamente. Este antecedente de desconfianza y conflicto laboral añade una capa de tensión a las negociaciones que inevitablemente se producirán si Nissan decide seguir adelante con el cierre.
La situación de la planta de Cuernavaca es un claro ejemplo de la vulnerabilidad de la manufactura mexicana ante las decisiones corporativas globales y un recordatorio de que la estabilidad económica de una región puede cambiar drásticamente con un solo anuncio.


TE PODRÍA INTERESAR