La historia detrás de la sustitución de importaciones
Corría la década de los 50 cuando México abrazó la estrategia de sustitución de importaciones, promovida por organismos como la Cepal. La idea era simple: sustituir los bienes que se importaban con producción nacional. Desde electrodomésticos hasta autos, la industrialización debía enfocarse en proteger la manufactura local con políticas como aranceles, cuotas y subsidios estatales.
Aunque esta estrategia logró industrializar ciertos sectores, los costos fueron altos: ineficiencias en la producción, precios elevados para los consumidores y dependencia estatal. Cuando la economía colapsó en los 80, México transitó hacia un modelo opuesto: la apertura total de mercado.
Del proteccionismo a la apertura: ¿qué funcionó realmente?
La liberalización económica de los 80 buscó que las empresas mexicanas compitieran con productos extranjeros. Sin embargo, los resultados fueron mixtos. Sectores como el automotriz y la maquila sobresalieron al integrar cadenas de proveeduría local y beneficiarse de acuerdos comerciales como el TLCAN.
Por ejemplo, las armadoras automotrices, que llegaron en los 60 y 70, impulsaron ecosistemas de proveedores nacionales. Pero otros sectores quedaron rezagados, incapaces de competir en costos y calidad con las importaciones.
Un regreso estratégico: el nuevo Plan México
Hoy, México enfrenta un desafío similar bajo el llamado Plan México, que busca reducir la dependencia de importaciones de China. Aunque la idea recuerda a la política de los 50, esta vez el enfoque es diferente: crear una estrategia regional con socios como Estados Unidos y Canadá.
El valor agregado nacional en la manufactura muestra el reto:
- En la industria automotriz, apenas el 40.7% de los insumos son mexicanos.
- En sectores como autopartes, la cifra cae al 27%.
- Otros como dispositivos médicos tienen una integración nacional de solo el 33%.
Esto refleja que muchas empresas prefieren importar insumos más baratos o especializados que no se producen localmente.
¿Puede México liderar una sustitución de importaciones regional?
Un posible camino sería homologar aranceles en Norteamérica, imponiendo tarifas similares a los productos chinos para incentivar la producción local y regional. Esto podría proteger las cadenas de valor compartidas y fortalecer el tratado comercial T-MEC.
Sin embargo, este modelo también plantea riesgos: mayores costos para los consumidores mexicanos, especialmente en productos como autos chinos, que hoy son una opción accesible.
¿Aprender del pasado o repetirlo?
La sustitución de importaciones puede ser una herramienta poderosa si se adapta al contexto actual. Una estrategia regional, coordinada con Estados Unidos y Canadá, podría garantizar un equilibrio entre proteger la producción nacional y mantener precios competitivos.
La clave está en evitar caer en los errores del pasado: excesivo proteccionismo, falta de competitividad y dependencia del Estado. En un mundo cada vez más globalizado, México debe mirar hacia el futuro con una visión integrada y sostenible.
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