Lavado de dinero a gran escala, vinculado al narcotráfico internacional, volvió a ocupar el centro de la agenda judicial en Estados Unidos. Un jurado federal en Brooklyn declaró culpable a Alain Bibliowicz Mitrani, un operador financiero que encabezó una compleja red para blanquear más de 300 millones de dólares para organizaciones criminales, entre ellas el Cártel de Sinaloa y grupos del narcotráfico en Colombia.

La sentencia marca un nuevo golpe contra las estructuras financieras que sostienen a los cárteles y evidencia el papel clave que juegan los sistemas bancarios, las empresas fachada y las criptomonedas en el movimiento de recursos ilícitos a nivel global.
Quién es el operador declarado culpable
Alain Bibliowicz Mitrani, residente de Miami, Florida, es ciudadano francés y colombiano. De acuerdo con el Departamento de Justicia de Estados Unidos, lideró durante años una organización dedicada al lavado de dinero transnacional, utilizando tanto instituciones financieras estadounidenses como plataformas tecnológicas para ocultar el origen criminal de los recursos.
El acusado enfrentó cinco cargos federales, entre ellos conspiración para lavado de dinero, fraude bancario, operación de un negocio de transmisión de dinero sin licencia y conspiración para operar dicho negocio. Tras un juicio de dos semanas ante la jueza Carol Bagley Amon, el jurado lo encontró culpable de todos los cargos.
Cómo funcionaba la red de lavado
Según las autoridades estadounidenses, Bibliowicz Mitrani y sus cómplices convirtieron ganancias del narcotráfico en criptomonedas, para luego integrarlas al sistema financiero mediante cuentas bancarias, empresas fantasma y transacciones complejas tanto en Estados Unidos como en el extranjero.
Una vez “limpio” el dinero, era devuelto a los narcotraficantes, fortaleciendo sus operaciones criminales. A cambio, el operador cobraba altas comisiones, lo que le permitió amasar una fortuna personal considerable.
El fiscal federal Joseph Nocella Jr. señaló que estas actividades no solo beneficiaron a los cárteles, sino que impulsaron la violencia y el caos asociados al narcotráfico en la región.
Empresas fachada y alcance internacional
Uno de los elementos clave del caso fue la empresa Treebu, propiedad del acusado. Aunque se presentaba como un negocio tecnológico legítimo, las autoridades concluyeron que era una tapadera para una red multimillonaria de lavado de dinero, con operaciones en Florida y Colombia.
Entre 2020 y 2024, Bibliowicz Mitrani habría ayudado a mover más de 250 millones de dólares mediante compañías ficticias hacia distintos países, aprovechando vacíos regulatorios y la rapidez de las transacciones digitales.
El agente especial Ricky J. Patel, del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), afirmó que este “imperio financiero ilícito” permitió sostener a algunas de las organizaciones criminales más peligrosas del mundo.
Un estilo de vida financiado con dinero ilícito
Las investigaciones revelaron que el acusado utilizó parte del dinero lavado para financiar un estilo de vida de lujo. Entre los gastos documentados se incluyen joyas de marcas exclusivas como Van Cleef & Arpels, pagos relacionados con una mansión valuada en cerca de 4 millones de dólares en Miami, así como viajes internacionales de alto nivel.
Tan solo en abril de 2023, Bibliowicz Mitrani gastó más de 16 mil dólares en hoteles de lujo en el extranjero, de acuerdo con los registros presentados ante la corte.
Posible condena y mensaje judicial
Aunque ya fue declarado culpable, el acusado aún debe enfrentar la audiencia de sentencia. De acuerdo con la ley federal, podría recibir hasta 70 años de prisión, una de las penas más severas para delitos financieros ligados al narcotráfico.
El Departamento de Justicia subrayó que este caso forma parte de la operación “Recuperemos América”, una estrategia enfocada en desmantelar las redes financieras que permiten operar a los cárteles más allá de las fronteras.
La condena contra Alain Bibliowicz Mitrani refleja un esfuerzo creciente de Estados Unidos por atacar el corazón financiero del narcotráfico, más allá de los capos visibles. El caso demuestra cómo el lavado de dinero, apoyado en tecnologías modernas y estructuras empresariales falsas, sigue siendo un pilar fundamental del crimen organizado.
Al mismo tiempo, envía una señal clara: quienes faciliten estos esquemas, incluso desde aparentes negocios legítimos, enfrentan consecuencias penales severas. La lucha contra los cárteles ya no solo se libra en las calles, sino también en los tribunales y en el sistema financiero global.