Estrés financiero en jóvenes es una expresión que define la realidad cotidiana de millones de personas en México. A la población de entre 18 y 29 años le preocupa la incertidumbre laboral, los bajos salarios y la falta de educación financiera, factores que se combinan con un acceso cada vez más fácil al crédito. El resultado es una constante sensación de angustia por no poder cubrir gastos básicos, ahorrar o planear el futuro con tranquilidad.

Julio, de 26 años, gana alrededor de 12 mil pesos mensuales. Aunque comparte gastos con su pareja, reconoce que en ocasiones debe pedir dinero prestado para llegar a la quincena. Su caso no es aislado: refleja una situación estructural que afecta a una generación que inicia su vida adulta en un entorno económico complejo y poco predecible.
Qué es el estrés financiero y por qué afecta más a los jóvenes
El estrés financiero se refiere a la presión emocional y mental causada por la dificultad para administrar el dinero, cumplir obligaciones económicas o enfrentar imprevistos. Aunque puede presentarse a cualquier edad, hoy impacta con mayor fuerza a quienes apenas comienzan su trayectoria laboral.
De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Salud Financiera (Ensafi), cerca de 70% de los mexicanos entre 18 y 29 años vive con estrés financiero en un nivel moderado o alto. Esto equivale a más de 16 millones de jóvenes. Del total, 6.6 millones presentan un nivel alto de estrés y 9.5 millones uno moderado, mientras que solo tres de cada diez reportan una afectación baja o nula.
Diferencias de género en el estrés financiero juvenil
El problema no afecta a todos por igual. Las cifras muestran que las mujeres jóvenes presentan mayores niveles de estrés financiero que los hombres. Alrededor del 71% de las mujeres de entre 18 y 29 años reporta estrés financiero moderado o alto, frente a 67.6% de los hombres.
Esta diferencia se explica, en parte, por brechas salariales, mayor presencia femenina en empleos informales y una carga adicional de responsabilidades económicas y de cuidado que muchas veces no es remunerada.
Incertidumbre laboral y falta de educación financiera
La Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef) señala que la inestabilidad laboral es una de las principales fuentes de preocupación para los jóvenes. Empleos temporales, sueldos bajos y escasas prestaciones dificultan la planeación financiera a mediano y largo plazo.
A esto se suma la falta de educación financiera, que limita la capacidad para administrar ingresos, controlar gastos o usar correctamente productos como tarjetas de crédito. Expertos advierten que muchos jóvenes acceden a créditos con tasas superiores al 100% anual sin comprender plenamente sus implicaciones, lo que agrava el endeudamiento y la presión económica.
Vivir solos, redes sociales y presión de consumo
Otro factor que influye en el estrés financiero jóvenes es el cambio en los patrones de vida. Cada vez más personas se independizan a edades tempranas, asumiendo gastos de renta, servicios y transporte sin contar con ingresos estables. Por ello, el uso de roomies se ha vuelto una estrategia común para compartir costos.
Además, las redes sociales generan una presión constante de consumo, al promover estilos de vida difíciles de sostener con los ingresos reales. La comparación permanente impulsa gastos que no siempre se pueden asumir, alimentando la ansiedad y la frustración financiera.
Consecuencias del estrés financiero en la salud y la vida diaria
El impacto del estrés financiero va más allá del bolsillo. Puede provocar insomnio, ansiedad, depresión y, a largo plazo, aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares. También afecta las relaciones familiares y sociales, el desempeño académico o laboral y la capacidad para disfrutar actividades cotidianas.
La Condusef advierte que, sin un control adecuado, este tipo de estrés puede convertirse en un problema crónico que limite el desarrollo personal y profesional durante años clave de la vida adulta.
Pobreza juvenil y precariedad laboral como problema de fondo
Las cifras de pobreza refuerzan la gravedad del panorama. En México, casi 29% de las personas entre 18 y 29 años vive en situación de pobreza, y más de dos tercios enfrenta al menos una carencia social, como acceso limitado a salud, seguridad social o alimentación adecuada.
La Organización Internacional del Trabajo subraya que la desocupación juvenil es hasta tres veces mayor que la de los adultos y que cerca del 60% de los jóvenes trabaja en la informalidad. Esta precariedad reduce la estabilidad financiera y aumenta la vulnerabilidad frente a crisis económicas.

Un reto generacional que requiere soluciones estructurales
El estrés financiero en jóvenes no es solo un problema individual, sino un desafío social que exige políticas públicas enfocadas en empleo digno, educación financiera y acceso responsable al crédito. Visibilizar la magnitud del fenómeno es el primer paso para construir soluciones que permitan a las nuevas generaciones desarrollarse con mayor seguridad económica y bienestar integral.


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