Buscan mantener abierto el puente comercial
La industria del azúcar mexicana se enfrenta, una vez más, a su cita con el destino. Cada cinco años, representantes del sector cruzan la frontera rumbo a Estados Unidos con una misión estratégica: renegociar el acuerdo de suspensión que evita acusaciones de dumping, garantiza exportaciones millonarias y mantiene vivo a un sector clave para la balanza agroindustrial del país.
En los próximos meses, directivos nacionales encabezados por Claudia Fernández —primera mujer al frente de la Cámara Nacional de las Industrias Azucarera y Alcoholera (CNIAA)— buscarán mantener abierto el puente comercial que les permite vender azúcar a precios competitivos en la Unión Americana, sin enfrentar una temida cuota compensatoria de hasta 85%.
El reto no es menor.
Una renegociación marcada por Trump y la nueva política comercial
El entorno negociador ha cambiado desde que Estados Unidos, bajo el liderazgo del presidente Donald Trump, ha mostrado una postura más agresiva. Según Fernández, los industriales estadounidenses “se sienten empoderados para sacar ventajas”, lo cual anticipa una negociación ardua.
En abril, el Departamento de Comercio impuso una cuota del 17% a las exportaciones mexicanas de jitomate, al retirarse del acuerdo antidumping del tomate fresco. Esa señal encendió las alarmas en el sector azucarero, que intenta a toda costa evitar el mismo destino.
¿Qué está en juego?
Bajo el actual acuerdo quinquenal de suspensión, el 70% del cupo exportador otorgado corresponde a azúcar cruda y el 30% a refinada. No obstante, Estados Unidos buscaría reducir esa proporción de refinada para procesarla internamente, capturando mayor valor agregado. También podría exigir un incremento en el precio mínimo de venta del endulzante mexicano.
La prioridad mexicana es clara: mantener el volumen total de exportaciones.
Actualmente, el cupo autorizado por la Casa Blanca es de 200 mil toneladas, aunque la CNIAA aspira a negociarlo hasta 400 mil toneladas, amparada en las ventajas arancelarias del T-MEC.
Estados Unidos, un mercado imprescindible
Exportar azúcar a la Unión Americana resulta atractivo porque el pago es significativamente mayor que en el mercado internacional, donde la cotización global es casi 50% menor. Para México, vender al norte es una cuestión de supervivencia competitiva.
Sin embargo, el momento no podría ser más complicado: la producción azucarera vive su peor crisis en años. Tras alcanzar casi 7 millones de toneladas en 2018-2019, cayó a 4.7 millones en 2023-2024, su mínimo histórico, con apenas un ligero repunte estimado para 2024-2025.
Caída productiva y altos costos: el talón de Aquiles nacional
La disminución en la producción obedece a menos inversión en el campo, envejecimiento de los cañaverales y elevación de costos operativos. Se avecina así un choque de trenes: negociar un mayor volumen de exportación con menos azúcar disponible.
Estrategia mexicana: mantener acceso y evitar investigación por dumping
El acuerdo de suspensión ha sido clave para que México exporte sin pagar aranceles, pero Estados Unidos revisa minuciosamente que los envíos no se realicen por debajo del “precio justo de mercado”. Entrar en un proceso de investigación por dumping podría implicar sanciones multimillonarias y dejar fuera del mercado más lucrativo al azúcar nacional.
¿Qué ocurre si fracasan las negociaciones?
Un escenario adverso —con cuota de hasta 85%— reduciría drásticamente las exportaciones, afectaría ingresos de cañeros, ingenios, empleos rurales y comprometería la rentabilidad de toda la cadena productiva. Además, disminuirían los ingresos por divisas y se incrementaría la dependencia interna de otros endulzantes o importaciones.
Un pulso decisivo por el futuro del azúcar mexicano
Así, mientras la delegación mexicana afina su discurso y estrategia, Trump endurece su retórica comercial. En los próximos meses, se definirá si el azúcar seguirá fluyendo dulce y libre hacia Estados Unidos, o si se amargará con barreras compensatorias. El reto no es solo mantener un acuerdo: es preservar la viabilidad de una industria emblemática para el campo mexicano.


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