EE.UU. y China negocian extender la tregua arancelaria para evitar una crisis global
Funcionarios de Estados Unidos y China acordaron el martes en Estocolmo explorar una prórroga de 90 días de la tregua arancelaria vigente, en un intento por frenar la escalada de la guerra comercial que amenaza con desestabilizar el crecimiento global.
Las conversaciones se llevaron a cabo durante dos jornadas en la sede del primer ministro sueco, Rosenbad, y aunque no hubo avances sustanciales, ambas partes coincidieron en la necesidad de mantener el diálogo abierto.
Trump decidirá el futuro de la tregua comercial
El secretario del Tesoro, Scott Bessent, y el representante comercial estadounidense, Jamieson Greer, subrayaron que la decisión final sobre extender la tregua recaerá en el presidente Donald Trump.
“Le informaremos sobre el proceso que hemos llevado a cabo aquí. Hemos tenido reuniones constructivas y regresaremos con un informe positivo. Pero la prórroga la decidirá él”, indicó Greer.
De no renovarse la tregua, los aranceles podrían volver a dispararse hasta cifras de tres dígitos a partir del 12 de agosto, lo que tendría graves consecuencias para las cadenas de suministro globales y los mercados financieros.
Las tierras raras, un punto clave de las negociaciones
Uno de los temas más sensibles es el control de China sobre los flujos mundiales de tierras raras, insumos esenciales para la industria tecnológica. Bessent adelantó que los acuerdos en esta materia se están perfeccionando tras reuniones previas en Ginebra y Londres.
El principal negociador chino, Li Chenggang, insistió en la importancia de mantener una relación económica “estable y saludable”, y destacó que los equipos económicos de ambos países mantendrán una comunicación activa en las próximas semanas.
Contexto: presión global por el crecimiento económico
La tensión comercial entre Estados Unidos y China se produce en un momento delicado para la economía mundial. El Fondo Monetario Internacional (FMI) elevó recientemente su previsión de crecimiento, pero advirtió que un repunte de los aranceles es uno de los mayores riesgos para la estabilidad financiera global.
Las reuniones de Estocolmo también abordaron la necesidad de que China transicione hacia un modelo económico impulsado por la demanda interna, mientras que Washington expresó su preocupación por el exceso de productos chinos en los mercados internacionales.
Trump, acuerdos con otros socios y presión interna
El presidente estadounidense ha cerrado recientemente acuerdos con la Unión Europea y Japón, lo que le ha permitido reducir tensiones con otros socios. Sin embargo, el caso de China es más complejo por el peso de su economía y por los efectos que tendría una ruptura total en el comercio bilateral.
El acuerdo con la UE, que contempla un arancel del 15% a la mayoría de las exportaciones europeas hacia Estados Unidos, ha generado frustración en países como Francia y Alemania, que temen un impacto negativo en sus economías.
¿Qué está en juego?
Si no se logra un entendimiento, la guerra comercial podría regresar con mayor intensidad, afectando a sectores estratégicos como el tecnológico, el automotriz y el agrícola. La posibilidad de que Trump y el presidente chino Xi Jinping se reúnan más adelante este año mantiene cierta esperanza de alcanzar un acuerdo de mayor alcance.
Un reflejo del equilibrio frágil de la economía
La escena en Estocolmo reflejó el equilibrio frágil de la economía global. Mientras delegados estadounidenses y chinos conversaban en el histórico Rosenbad, el mundo seguía con atención cada palabra, consciente de que una mala decisión podría desencadenar una crisis comercial.
Las tensiones acumuladas durante meses recuerdan los días más oscuros de la guerra comercial de 2018, cuando los aranceles ahogaban las cadenas de suministro. Hoy, una prórroga de la tregua podría significar alivio temporal, pero no resuelve el fondo del conflicto: dos modelos económicos en pugna por la hegemonía mundial.


TE PODRÍA INTERESAR