En un giro diplomático que marca un respiro en la prolongada guerra comercial entre China y Estados Unidos, Beijing anunció la suspensión por un año del arancel adicional del 24% sobre productos estadounidenses. La medida, que entrará en vigor el 10 de noviembre, representa la aplicación concreta del consenso alcanzado por Xi Jinping y Donald Trump durante su encuentro en Corea del Sur.
La tregua llega después de años de tensiones que afectaron a los mercados agrícolas, tecnológicos y logísticos de ambas potencias. Según la Comisión Arancelaria del Consejo de Estado, la decisión busca “implementar los resultados y consensos” de las negociaciones recientes y dar estabilidad al comercio bilateral.
Una pausa en la guerra comercial más larga de la década
Desde 2018, los enfrentamientos arancelarios entre Washington y Beijing han encarecido productos esenciales, reducido las exportaciones agrícolas estadounidenses y ralentizado el crecimiento industrial chino. La suspensión del arancel del 24% ofrece una tregua temporal que podría beneficiar a sectores como la soja, el maíz, la carne de cerdo y la tecnología avanzada.
Durante este periodo, China mantendrá un arancel del 10% sobre determinados productos, aunque sin detallar aún a cuáles. La medida simboliza un intento de reconstruir la confianza comercial y evitar nuevas represalias que podrían impactar los mercados globales.
El papel de la agricultura y la tecnología en el nuevo acuerdo
El sector agrícola fue uno de los más golpeados por las sanciones cruzadas. China, principal comprador de soja estadounidense, había paralizado completamente sus importaciones durante el pico del conflicto. Ahora, el acuerdo abre la puerta para que esas operaciones se reanuden gradualmente, mientras Washington reduce sus aranceles del 57% al 47% sobre productos chinos.
En el ámbito tecnológico, Beijing levantará restricciones sobre la exportación de tierras raras, minerales esenciales para la industria de defensa, automoción y electrónica. Este gesto ha sido interpretado como una señal de cooperación estratégica, especialmente ante la escasez global de componentes tecnológicos.
Diplomacia y estabilidad: el mensaje de Xi y Trump
El encuentro entre Xi Jinping y Donald Trump en Busan no solo marcó el reinicio del diálogo económico, sino también la intención política de evitar un colapso comercial global. Ambos líderes coincidieron en que las disputas arancelarias habían superado el terreno económico para convertirse en un problema geopolítico.
Con la tregua, las dos potencias buscan recuperar el flujo de inversiones, normalizar las cadenas de suministro y enviar un mensaje de calma a los mercados financieros. Analistas internacionales consideran que, aunque temporal, esta pausa podría sentar las bases para un acuerdo estructural a largo plazo.
Una tregua que redefine el equilibrio global
La suspensión de los aranceles no es solo un alivio económico; representa una reconfiguración del poder comercial global. China muestra su disposición a negociar, mientras Estados Unidos parece abrir la puerta a una relación menos confrontativa.
Sin embargo, los próximos meses serán decisivos: si la cooperación se mantiene, el acuerdo podría convertirse en el inicio de una nueva era económica; de lo contrario, el riesgo de una nueva guerra comercial sigue latente.
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