China realizó una de sus compras más grandes de soya estadounidense en meses, adquiriendo 792 mil toneladas métricas, a pesar de que los precios superan ampliamente las ofertas brasileñas. La decisión ocurre en un contexto político delicado, luego de compromisos adquiridos durante una reciente cumbre comercial entre Donald Trump y Xi Jinping, y de una relación bilateral que, según Washington, atraviesa un momento “positivo”.

China apuesta por la soya estadounidense
La compra fue confirmada por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), que detalló que el volumen equivale a al menos 14 cargamentos, una cifra relevante incluso en el contexto del intenso comercio agrícola entre ambos países.
De acuerdo con operadores consultados por Reuters, la empresa estatal china COFCO adquirió cerca de 840 mil toneladas para envío entre diciembre y enero, lo que sugiere que la cifra oficial podría incrementarse con nuevas confirmaciones.
La operación representa la compra más importante desde enero y la más significativa tras la cumbre entre Trump y Xi en octubre, donde ambos líderes reiteraron su voluntad de estabilizar la relación comercial.
¿Por qué elegir soya estadounidense cuando la brasileña es más barata?
Una de las principales interrogantes es por qué China optó por la soya de Estados Unidos, aun cuando presenta primas más elevadas frente a la oferta de Brasil.
Precios significativamente superiores
Operadores asiáticos estiman que COFCO pagó:
- Entre 2.35 y 2.40 dólares por bushel por encima del contrato de Chicago (SF26) para envíos desde el Golfo de México.
- Entre 2.15 y 2.20 dólares por bushel para cargamentos desde la costa del Pacífico.
Por contraste, la soya brasileña —principal competidora en volumen y temporada— se situaba alrededor de 1.25 dólares por bushel sobre los futuros de la Bolsa de Chicago (CBOT).
Es decir, China aceptó pagar casi el doble de la prima, algo poco habitual para un comprador estratégico que suele optar por el proveedor más económico.
La razón de fondo: compromisos políticos
Según operadores en Asia, las compras responden a un elemento clave: cumplir lo prometido a Washington durante la cumbre comercial en Busan.
A pesar de tensiones previas y fluctuaciones en las negociaciones, Pekín estaría demostrando buena voluntad y responsabilidad sobre sus acuerdos agrícolas.
Trump presume relación positiva con China
Ante la prensa, Donald Trump afirmó que la relación bilateral atraviesa un buen momento y que China está cumpliendo con lo pactado en materia agrícola:
“Nuestra relación con China ha sido muy buena. Y en cuanto a la compra de nuestros productos agrícolas, están prácticamente cumpliendo con lo programado”.
Aunque el mandatario había sido previamente crítico respecto al ritmo de importaciones chinas, la compra masiva de soya fortalece su narrativa de éxito diplomático y comercial.
Un avance… pero aún lejos de la meta
La Casa Blanca aseguró que China había acordado comprar 12 millones de toneladas de soya estadounidenses durante el año. Sin embargo, hasta antes de esta operación, solo se había concretado un volumen reducido.
Para ponerlo en perspectiva:
- El año pasado China importó casi 27 millones de toneladas de soya estadounidense.
- La compra actual, aunque importante, representa apenas el 6.6% de esa cifra.
Es un paso significativo, pero insuficiente para alcanzar los volúmenes históricos que sostienen a los agricultores estadounidenses.
Impacto en los mercados
El contrato más activo de soya en la Bolsa de Chicago cayó ligeramente después del anuncio, retrocediendo 2 centavos hasta 11.5525 dólares por bushel.
La caída moderada refleja una lectura mixta del mercado:
- Por un lado, la compra es positiva para la demanda estadounidense.
- Por otro, se percibe como una acción puntual y no necesariamente el inicio de un ciclo sostenido de importaciones.
Aun así, los precios han subido un 13% en el último mes, impulsados por ajustes de oferta global y expectativas de mayor demanda china.

Economía y política siguen entrelazadas
La compra de 792 mil toneladas de soya a Estados Unidos demuestra que, aunque los precios no son los más competitivos, China prioriza la estabilidad política y diplomática con Washington.
El gesto consolida la relación comercial en un momento clave y envía una señal clara: los compromisos asumidos en la cumbre aún tienen peso, incluso en un mercado tan volátil como el agrícola.


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