La liguilla del fútbol mexicano siempre deja historias, debates y, claro, teorías que desatan pasiones. Este año, la narrativa dominante parece tener un patrón claro: culpar a los entrenadores de todo lo que ocurre en el campo. ¿El resultado? Una «lógica irrefutable» que pone al América como tricampeón incluso antes de que se juegue la final.
Culpables sobre la banca: los entrenadores en la mira
Durante los cuartos de final, los focos se centraron en los directores técnicos de los equipos eliminados:
- Veljko Paunovic (Tigres): La narrativa dice que su planteamiento fue el motivo de la eliminación. Nada que ver con las múltiples ocasiones claras de gol que fallaron sus delanteros.
- Gustavo Lema (Pumas): A pesar de superar en puntos al legendario Mohamed, su eliminación en Liguilla ha sido suficiente para pedir su salida.
- Juan Carlos Osorio (Toluca): Pasó de genio táctico a «incapaz de jugar Liguillas», ignorando que levantó un equipo casi desahuciado.
- Renato Paiva (Toluca): ¿De verdad todos los errores fueron tácticos? ¿Ningún jugador en el campo pudo hacer ajustes por iniciativa propia?
¿Por qué el América está «destinado» a ganar?
Bajo esta lógica, los rivales del América parecen descalificados, incluso antes de jugar.
- Martín Anselmi (Atlético de San Luis): Su derrota pasada en una final es suficiente para tacharlo como incapaz de manejar la presión de una Liguilla.
- Martín Demichelis y Domenec Torrent (Rayados y León): Ambos están en su primer torneo en México, y la narrativa dicta que no entienden lo que es jugar una Liguilla.
- André Jardine (América): Con dos títulos en su haber, aparentemente es invencible en este formato.
El fútbol es de los jugadores, no solo de los entrenadores
Reducir los resultados a las decisiones desde el banquillo ignora un factor crucial: el fútbol se define en el campo.
Como dijo Alfio Basile, «Yo paro bien a mis equipos, pero el problema es que los jugadores se mueven». La capacidad de los futbolistas para adaptarse, resolver y ejecutar en tiempo real es lo que realmente define un partido.
Caso ejemplar: La eliminatoria entre Tigres y Atlético de San Luis mostró que, aunque los sistemas de juego son importantes, la falta de puntería y las decisiones individuales en el campo son igualmente determinantes.
¿Estamos viendo un fútbol demasiado simplista?
Es fácil culpar a los entrenadores. Es un discurso atractivo y cómodo, pero también engañoso. Si fuera tan sencillo, entrenadores como Ricardo Ferretti tendrían más títulos con equipos como Cruz Azul.
Por otro lado, André Jardine ganó con el América en tiempo récord, desafiando la lógica del «entrenador debe entender primero la Liguilla».
¿Qué podemos esperar de la final?
Mientras el América sigue avanzando, la narrativa continuará alimentando la idea de que los entrenadores son los únicos responsables del éxito o fracaso. Sin embargo, es hora de reconocer que el fútbol es un juego colectivo donde los jugadores tienen la última palabra.
El próximo campeón de la Liga MX no será decidido desde el banquillo, sino en la cancha, con goles, errores y destellos individuales.
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