Leo Messi está viviendo sus últimas temporadas como futbolista profesional. En esto momentos está en la disputa del Mundial de Clubs con el Inter de Miami, aunque según apuntan todas las apuestas de fútbol, es casi imposible que consiga ampliar su palmarés con este trofeo de reciente creación por parte de la FIFA.
Pese a ello, el legado de Leo Messi tanto a nivel individual como colectivo está fuera de toda duda. Es uno de los mejores de la historia, por no decir el más destacado de todos los tiempos. Algo que se sustenta con datos, determinando una carrera de éxito y muy longeva que es digna de estudio.
Desde su debut profesional con el FC Barcelona en 2004, Messi dejó claro que su talento era especial. Con una zurda prodigiosa, una visión de juego inigualable y una capacidad para marcar diferencias en cualquier momento, se convirtió en el estandarte de una de las etapas más gloriosas del club catalán. Con los azulgranas conquistó 10 Ligas, 4 Champions League y 7 Copas del Rey, entre otros títulos, dejando cifras escandalosas en cuanto a goles y asistencias. Su récord de más goles en un año natural y su condición de máximo goleador histórico del Barça y de La Liga son solo parte del legado numérico.
Pero el verdadero legado de Messi va más allá de las vitrinas. Representa una manera de jugar al fútbol basada en la inteligencia, la creatividad y el respeto por el juego. En un mundo deportivo a menudo dominado por la fuerza física o la provocación mediática, Messi destacó por dejar que su fútbol hablara por él. Nunca fue el más alto ni el más fuerte, pero sí el más decisivo, incluso en los escenarios más exigentes.
En la selección argentina, su legado se consolidó tras años de críticas por no haber conseguido títulos mayores. La Copa América 2021 en Brasil significó un punto de inflexión: Messi lideró al equipo con madurez, compromiso y pasión, silenciando a quienes dudaban de su entrega. Más tarde, el título de campeón del mundo en Catar 2022 lo coronó como uno de los más grandes de todos los tiempos, equiparándolo, o incluso superando en algunos aspectos, a íconos históricos como Diego Maradona o Pelé. Ese Mundial fue, en muchos sentidos, la consagración definitiva de su figura a nivel global.
Más allá del terreno de juego, Messi ha sido ejemplo de profesionalismo. Su imagen pública, su lealtad durante más de dos décadas al Barcelona, y su comportamiento sobrio en comparación con el mundo mediático del fútbol moderno lo han convertido en una figura casi única. Su paso posterior por el PSG y luego al Inter Miami en la MLS no disminuyó su brillo, sino que sirvió para expandir aún más su influencia, llevando su magia a nuevos públicos y consolidando el fútbol en mercados emergentes.
El legado de Leo Messi está hecho de momentos inolvidables, de récords y títulos, pero sobre todo de inspiración. Generaciones enteras crecieron imitándolo, admirándolo, soñando con jugar como él. En cada cancha del mundo hay un niño que lleva el número 10 por él. Y eso, más allá de cualquier estadística, es lo que define a una auténtica leyenda.
El rosarino ha hecho y sigue haciendo más grande el planeta del balompié. Su legado será eterno, y será muy difícil que cualquier jugador pueda acercarse en el futuro a sus registros marcados.


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