Lo han logrado. En un séptimo partido para la historia, los Oklahoma City Thunder derrotaron a los Indiana Pacers (103-91) y son los nuevos reyes de la NBA. No es solo un título; es el estruendoso anuncio de una dinastía que acaba de nacer.
De las cenizas al trono: El ascenso meteórico de un equipo joven
Para comprender la magnitud de este campeonato, hay que mirar atrás. Hace apenas tres años, en la temporada 2021-22, este mismo equipo ganaba solo 24 partidos. Eran el epítome de una reconstrucción dolorosa, un proyecto a largo plazo basado en acumular selecciones del draft. Hoy, son campeones de la NBA. Su ascenso ha sido tan vertiginoso como implacable.
Esta temporada fue una declaración de intenciones. Finalizaron con un récord histórico para la franquicia de 68 victorias y 14 derrotas, logrando el mayor diferencial de puntos en la historia de la liga, una estadística que mide el dominio puro. Su camino en los playoffs fue una demostración de madurez y poder: barrieron 4-0 a los Memphis Grizzlies, sobrevivieron una batalla a siete juegos contra los Denver Nuggets de Nikola Jokic, y desmantelaron 4-1 a los Minnesota Timberwolves para coronarse campeones de la Conferencia Oeste. Este no es un campeón accidental; es el resultado de una de las reconstrucciones más brillantes y rápidas que el deporte moderno haya presenciado.
El Big Three del Futuro: SGA, J-Dub y Chet
El corazón de esta dinastía naciente es un trío de estrellas jóvenes y complementarias. Al frente de todos está Shai Gilgeous-Alexander (SGA), el MVP de la temporada regular, un base imparable que en el decisivo Juego 7 se vistió de leyenda con 29 puntos y 12 asistencias. Su calma en los momentos de máxima presión es la de un veterano, no la de un joven de 26 años.
Pero SGA no está solo. A su lado han emergido dos pilares fundamentales: Jalen «J-Dub» Williams, un alero versátil y anotador letal, y Chet Holmgren, un pívot de 2.16 metros con la agilidad de un base y la capacidad de intimidación de un gigante. Juntos forman un «Big Three» moderno, dinámico y aterrador. Su éxito se complementa con especialistas de élite como los defensores Alex Caruso y Luguentz Dort, cuyo trabajo incansable libera a las estrellas para que brillen.
«Todos parecen disfrutar jugando juntos y el uno para el otro, a ninguno le importa quién se lleva el crédito». Esta filosofía, destacada por analistas, es la clave de su química y su éxito arrollador.
El Veredicto del Juez: ¿Por qué este título es aterrador para el resto de la NBA?
El campeonato de 2025 no es el final del camino para Oklahoma City; es el principio. Y eso es lo que debería aterrorizar a las otras 29 franquicias de la liga. Analicemos el panorama:
- Juventud y Contratos: Todos sus jugadores clave, incluyendo su «Big Three», están bajo contratos a largo plazo. No hay riesgo de una desbandada inminente.
- Activos Futuros: Tienen en su haber a Nikola Topic, una selección de lotería del draft de 2024 que no jugó esta temporada por lesión, y múltiples selecciones de primera ronda en los próximos drafts. Son campeones y, aun así, tienen más talento en camino.
- Rivales en Transición: Sus principales competidores enfrentan incertidumbre. Estrellas como LeBron James y Stephen Curry encaran el final de sus carreras, mientras que otros contendientes, como los Indiana Pacers, ahora lidian con la devastadora lesión de su estrella, Tyrese Haliburton.
El veredicto es inequívoco. Los Oklahoma City Thunder no solo han ganado un título; han construido una máquina diseñada para dominar la próxima década. Su combinación de talento de élite en el presente y un tesoro de activos para el futuro es una anomalía en la NBA moderna. No estamos presenciando el final de una gran temporada, sino el primer capítulo de una dinastía que podría redefinir la liga.
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