Una final sin precedentes: Swiatek revive un récord olvidado
En la sagrada hierba de Wimbledon, bajo la mirada expectante del público británico y la presencia elegante de la princesa Catalina en el palco real, la historia del tenis escribió un capítulo inolvidable. Iga Swiatek, la tenista polaca de 24 años, no solo ganó su primer título en Wimbledon: lo hizo con un doble 6-0, una hazaña que no se veía desde hace más de un siglo.
Amanda Anisimova, su rival estadounidense, apenas pudo oponer resistencia ante el ciclón polaco. Con cada golpe certero y cada punto ganado, Swiatek rompió no solo el servicio de su rival, sino también las expectativas de quienes creían en una final equilibrada.
Una leyenda que crece: sexto Grand Slam para Swiatek
Con esta victoria arrolladora, Swiatek suma su sexto título de Grand Slam: cuatro Roland Garros, un US Open y ahora el torneo más tradicional del tenis, Wimbledon. Lo que parecía su talón de Aquiles —la superficie de césped— ha quedado enterrado por una actuación implacable.
Este triunfo le permite afianzarse aún más como una de las grandes figuras del tenis contemporáneo y acrecienta su legado como una jugadora completa, capaz de dominar en todas las superficies.
Amanda Anisimova: del milagro en semifinales al naufragio en la final
El camino de Amanda Anisimova hacia la final fue, sin duda, meritorio. Su victoria contra Aryna Sabalenka, número uno del mundo, en semifinales, fue la gran sorpresa del torneo. Sin embargo, la magia se desvaneció en la final. Desde el primer game, la estadounidense pareció ausente, dominada por los nervios, el peso del escenario y la precisión letal de Swiatek.
Con rostro desencajado, la joven de 23 años negó con la cabeza una y otra vez, intentando encontrar respuestas en una pista que se le convirtió en un laberinto. No logró ganar ni un solo juego y perdió su servicio en seis ocasiones, símbolo claro del dominio absoluto de la campeona.
El regreso de Anisimova y su batalla interna
No hay que olvidar el contexto personal de Amanda. Tras dejar el tenis entre mayo de 2023 y enero de 2024 por estrés y lesiones, su regreso al circuito fue una muestra de valentía. Volver a jugar una final de Grand Slam tras ese retiro temporal ya era un logro. Sin embargo, el reto de enfrentarse a Swiatek en su mejor versión fue, esta vez, insuperable.
La estadounidense, hija de padres rusos, ha mostrado que aún tiene mucho potencial por desarrollar, pero también que el alto nivel del circuito exige una fortaleza emocional inquebrantable, especialmente en escenarios tan exigentes como el All England Club.
La última vez: 1911 y el recuerdo de Dorothea Douglass Chambers
La magnitud del triunfo de Swiatek se aprecia aún más cuando se recuerda que nadie había ganado una final de Wimbledon con un doble 6-0 desde 1911. Hace 114 años, la británica Dorothea Douglass Chambers logró ese resultado, en una era completamente diferente del tenis.
Que esa hazaña se repita en pleno 2025, con la tecnología, el entrenamiento moderno y la paridad del circuito actual, es un reflejo del nivel superlativo de la tenista polaca.
Swiatek, la campeona del equilibrio mental y físico
Más allá del resultado, lo que define a Iga Swiatek es su capacidad de mantenerse firme bajo presión, sin perder la calma ni la precisión. Su estilo de juego ha evolucionado: de ser una especialista en tierra batida a una jugadora versátil, poderosa desde el fondo, inteligente en las transiciones y letal con su revés cruzado.
Y todo eso lo logra con serenidad, concentración y una notable madurez para sus 24 años. Su ascenso no ha sido meteórico, sino progresivo, meticuloso y constante.


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