En Navidad y Año Nuevo, el recalentado es casi tan importante como la cena original. Pavo, romeritos, bacalao, pozole o lomo de cerdo vuelven a la mesa para reunir a la familia y alargar el festejo. Sin embargo, aunque es una práctica común, recalentar comida puede implicar riesgos si no se hace de forma correcta.
Expertos en seguridad alimentaria coinciden en que el problema no es el recalentado en sí, sino cómo se almacenan y vuelven a calentar los alimentos. Algunos errores pueden provocar intoxicaciones sin que la comida huela o sepa mal.
¿Por qué el recalentado puede ser peligroso?
Las sobras mal manipuladas son un terreno ideal para bacterias. Especialistas señalan que los alimentos cocidos deben consumirse máximo entre tres y cuatro días si se guardan en refrigeración. Después de ese periodo, el riesgo de enfermedad aumenta, incluso si el platillo luce en buen estado.
El mayor peligro es que muchos microorganismos no alteran el sabor ni el olor, por lo que confiar solo en los sentidos puede ser engañoso. Si existe duda sobre cuánto tiempo lleva guardada la comida o cómo se conservó, lo más seguro es desecharla.
¿Cómo guardar la comida de forma correcta?
Uno de los errores más comunes es meter la comida caliente directamente al refrigerador. Los expertos recomiendan dejarla reposar a temperatura ambiente, pero sin exceder las dos horas.
El chef Logan Kent Vidaños explica que el choque entre lo caliente y el frío genera condensación, creando humedad, un ambiente ideal para la proliferación bacteriana. Lo mejor es dejar enfriar la comida alrededor de una hora en recipientes con cierre hermético, antes de refrigerarla.
En el caso de platillos voluminosos, como pozole o bacalao, se aconseja porcionarlos o envolverlos con film especial para alimentos. Esto ayuda a conservarlos mejor y facilita un recalentado más seguro.
El error más común en el recalentado
Recalentar la olla completa una y otra vez es uno de los principales riesgos. Cada vez que el alimento entra y sale del rango de temperatura seguro, las bacterias tienen oportunidad de multiplicarse.
La recomendación de los expertos es calientar solo la porción que vas a consumir. Esto reduce el tiempo de exposición al calor parcial y evita que el resto de la comida vuelva a pasar por temperaturas peligrosas.
Además, al recalentar, los alimentos deben alcanzar al menos 74 °C en su interior. Revolverlos durante el calentado ayuda a evitar zonas frías donde puedan sobrevivir bacterias.

Recalentado de la comida; los errores que pueden afectar tu salud
¿Qué alimentos no deberías recalentar en el microondas?
Aunque el microondas es práctico, no siempre es la mejor opción para el recalentado. Algunos alimentos pierden textura, sabor o incluso pueden volverse peligrosos.
Carnes suelen quedar secas y duras, mientras que pizzas, pan y bollería se vuelven chiclosos. El pollo frito y las papas fritas pierden por completo su crocancia. En estos casos, el horno o la sartén ofrecen mejores resultados.
También hay alimentos que pueden representar un riesgo, como arroz mal almacenado, huevos con cáscara, uvas o salsas con lácteos, que se calientan de forma irregular. Verduras como espinacas, apio o betabel, si han sido guardadas por mucho tiempo, tampoco son ideales para recalentar.
Cuando se usa correctamente, el microondas sigue siendo un gran aliado. Ajustar el tiempo según la cantidad de comida importante, ya que más porciones requieren más tiempo. Tapar ligeramente los alimentos y revolverlos durante el proceso ayuda a que el calor se distribuya mejor.
Si el platillo es delicado o tiene mucha grasa, una sartén o el horno pueden ser mejores alternativas para mantener tanto el sabor como la seguridad alimentaria.