La atención a enfermedades crónicas está llevando al IMSS al límite. Un reporte interno revela que casi una quinta parte de su presupuesto se destina a estos padecimientos, lo que pone en jaque la viabilidad del sistema si no se invierte en prevención.
La Alerta Ignorada en las Finanzas Públicas
El pasado 7 de julio de 2025, el periódico La Jornada publicó un análisis basado en informes internos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) que revela una cruda realidad financiera. Según el reporte, la atención de las enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT) —principalmente diabetes mellitus, hipertensión arterial, enfermedades cardiovasculares, cáncer y enfermedad renal crónica— ya absorbe casi el 20% de todo el presupuesto operativo del instituto.
Esta cifra, que asciende a miles de millones de pesos, no es solo un dato contable; representa una «alerta ignorada» sobre la sostenibilidad del sistema de salud más grande de México. Los directivos del propio IMSS han calificado esta situación como un «riesgo financiero» que obliga a tomar medidas urgentes para asegurar la viabilidad del seguro social para las futuras generaciones.
La Ciencia Detrás del Gasto: La Epidemia de lo Crónico
La causa de esta presión financiera no es un misterio para la ciencia de la salud pública. México, como muchas otras naciones, enfrenta una epidemia de enfermedades crónicas impulsada por factores de riesgo bien estudiados. Un informe de la Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS) sobre la situación en las Américas identifica los principales culpables:
- Dietas poco saludables: Alto consumo de alimentos ultraprocesados, bebidas azucaradas y grasas saturadas.
- Inactividad física: Un estilo de vida cada vez más sedentario.
- Consumo de tabaco y alcohol.
Estas conductas, sostenidas en el tiempo, conducen al desarrollo de enfermedades que no tienen cura, pero que requieren manejo de por vida. Un estudio sobre la carga de la enfermedad en México, publicado en la revista The Lancet, modeló los costos a largo plazo y concluyó que el tratamiento de las complicaciones de la diabetes (como la insuficiencia renal que requiere diálisis, las amputaciones o la ceguera) es exponencialmente más caro que la prevención.
El desglose del costo, según la ciencia económica de la salud
- Atención continua: Pacientes crónicos requieren consultas médicas, análisis de laboratorio y medicamentos de forma permanente.
- Tratamientos de alto costo: Terapias como la diálisis, la hemodiálisis, las quimioterapias y las cirugías cardiovasculares tienen un costo elevado por paciente.
- Manejo de complicaciones: El verdadero motor del gasto es el tratamiento de las consecuencias de un mal control de la enfermedad. Un paciente con diabetes controlada tiene un costo significativamente menor que uno con pie diabético o retinopatía.
La Única Solución Viable: La Prevención
El consenso científico y económico es unánime: ningún sistema de salud en el mundo puede sostener financieramente una epidemia de enfermedades crónicas sin un giro radical hacia la prevención. La Organización Mundial de la Salud (OMS), en su preparación para la reunión de alto nivel de la ONU de 2025 sobre ECNT, ha hecho un llamado urgente a los gobiernos para que implementen políticas públicas basadas en evidencia.
Las estrategias científicamente probadas incluyen:
- Impuestos a productos no saludables: Como el impuesto a las bebidas azucaradas, que en México ha demostrado reducir el consumo, según estudios del Instituto Nacional de Salud Pública.
- Etiquetado frontal de advertencia: Permite a los consumidores tomar decisiones informadas.
- Fomento de la actividad física: Creación de espacios seguros para el ejercicio y programas comunitarios.
Fortalecimiento de la atención primaria: Detectar y manejar el riesgo cardiovascular y la prediabetes antes de que se conviertan en enfermedades costosas.
La alerta del IMSS no es solo sobre dinero; es sobre la capacidad del Estado para garantizar el derecho a la salud. Si no se atacan las causas raíz de la epidemia de enfermedades crónicas, el sistema corre el riesgo de un colapso silencioso, donde los recursos se destinen solo a tratar las consecuencias, sin capacidad para prevenir la siguiente ola de pacientes.
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