En pleno verano, Clara solía cortar una sandía jugosa para su familia. Como siempre, tiraba la cáscara sin pensarlo. Pero un día, su hija —estudiante de nutrición— le preguntó: “¿Sabías que estás tirando la parte más nutritiva?”. Desde entonces, Clara descubrió un nuevo mundo: la cáscara de sandía no solo es comestible, sino altamente nutritiva.
Lo que para muchos es basura, para los nutricionistas es una joya. Nuevas investigaciones y voces expertas, como las citadas por Very Well Health, confirman que esta parte olvidada de la fruta puede transformar tu salud digestiva, cardiovascular e incluso tu rendimiento físico.
Beneficios nutricionales de la cáscara de sandía
Fibra, citrulina y antioxidantes en un solo ingrediente
La cáscara contiene una alta cantidad de fibra insoluble, ideal para la salud digestiva. Según la dietista Julie Stefanski, esta fibra mejora el tránsito intestinal y ayuda a prevenir el estreñimiento, mientras que la fracción soluble colabora con la reducción del colesterol, cuidando el corazón.
Además, destaca por su contenido de citrulina, un aminoácido que mejora la circulación sanguínea y el rendimiento físico. “Tiene un 60 % más citrulina que la pulpa”, afirma la dietista Sherry Gray.
A esto se suman vitamina C, B6, beta-caroteno, calcio, fósforo y zinc, nutrientes esenciales para el sistema inmune, muscular y nervioso.
Cómo consumirla: usos creativos y recetas recomendadas
La sección blanca entre la pulpa rosada y la piel verde es la parte comestible. Su sabor recuerda al del pepino, y puede comerse:
- Cruda en ensaladas
- Encurtida con vinagre
- Salteada en wok
- En batidos energéticos
- En chutneys o salsas
Consejo de preparación: Pela la capa externa y lava muy bien la sandía antes de cortarla para evitar contaminaciones. La cantidad sugerida es de 1 a 1,5 tazas por día.
Precauciones y consejos de conservación
Aunque es saludable, introducir mucha fibra de golpe puede causar gases o hinchazón. Hazlo progresivamente y guarda la cáscara refrigerada si no la consumes al momento.
También, evita encurtidos industriales con exceso de sal o azúcar. Mejor hazlos en casa para mantener su perfil nutritivo.
Sostenibilidad: menos residuos, más nutrientes
Más allá de lo personal, consumir cáscara de sandía también ayuda al planeta. Investigaciones exploran su uso industrial: al incorporar cáscara en polvo a la harina de trigo se mejora el contenido de fibra en panes y pastas, y se reduce el desperdicio alimentario.
Lo que parecía un simple desecho se convierte en un ingrediente funcional, sostenible y saludable. Una lección de nutrición, ciencia y conciencia.


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