Por su combinación de chile, sal y limón, en tajín es el favorito para darle un toque acidito y picante a frutas, botanas e incluso bebidas. Sin embargo, El Poder del Consumidor (EPC) lanzó una advertencia que podría preocupar a más de un amante de este condimento, ya que según expertos, su consumo frecuente y en exceso puede tener efectos negativos en la salud.
¿Qué pasa con el tajín?
Aunque el Tajín presume en su publicidad ser “sin colorantes ni saborizantes artificiales”, uno de sus componentes es el dióxido de silicio, un aditivo usado para evitar que el polvo se apelmace.
En pequeñas cantidades está aprobado para su uso alimentario, pero estudios científicos han señalado que una ingesta prolongada o en dosis elevadas podría provocar problemas como:
- Silicosis, una enfermedad pulmonar causada por acumulación de partículas en los alvéolos.
- Dificultad para respirar y menor oxigenación en la sangre.
- Alteraciones neuronales y daños en las mitocondrias, esenciales para la producción de energía celular.
El exceso de sodio, otro punto de preocupación
Más allá de los aditivos, el Tajín contiene una cantidad elevada de sodio. Según datos del EPC, una sola cucharadita de 5 gramos contiene 968 miligramos de sodio, lo que representa:
- 48% del límite diario recomendado por la OMS para un adulto.
- 64% del máximo aconsejado para un niño.
El exceso de sodio se relaciona con hipertensión, endurecimiento de las arterias y un mayor riesgo de infartos, embolias y accidentes cerebrovasculares.
¿Significa que hay que dejarlo para siempre?
No necesariamente. Los especialistas señalan que el problema no es comer Tajín de forma ocasional, sino abusar de su consumo, sobre todo en niños y personas con presión arterial alta.
Para quienes quieran reducir riesgos, el EPC sugiere alternativas como chile de árbol en polvo sin conservadores, mezclas de chiles secos naturales o condimentos caseros sin sal añadida.
Consumirlo con precaución puede ser la clave para disfrutar de su sabor sin poner en riesgo la salud.
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