La hipergamia es un término que proviene de la sociología y la antropología para describir la tendencia de algunas personas a buscar pareja con un estatus social, económico, educativo o cultural más alto que el propio. Aunque no es un fenómeno nuevo, ha cobrado relevancia en los debates sobre las relaciones sexoafectivas en la actualidad, especialmente por el impacto de los cambios sociales, la equidad de género y la influencia de las redes sociales.

Más allá de la polémica, comprender qué significa este concepto y cómo puede incidir en las relaciones modernas permite analizar las expectativas, los deseos y también los prejuicios que intervienen en la vida en pareja.

¿Qué significa la hipergamia?

La hipergamia describe la búsqueda de un vínculo amoroso o sexual con alguien que se percibe como de “mayor valor” en términos sociales o personales. Tradicionalmente, se asociaba a las mujeres que buscaban seguridad económica o estabilidad emocional en sus parejas, pero hoy se entiende como un comportamiento que puede darse en cualquier género.

En contraste, la hipogamia se refiere a establecer relaciones con alguien de menor estatus percibido, lo cual también genera dinámicas específicas dentro de los vínculos.

La hipergamia en el pasado y en el presente

Históricamente, este concepto se vinculaba a estructuras patriarcales donde el matrimonio era una forma de ascenso social. En sociedades antiguas, casarse con alguien de mayor riqueza o poder era una estrategia de supervivencia y movilidad.

En la actualidad, las mujeres tienen mayor independencia económica y educativa, lo que ha transformado las motivaciones detrás de la elección de pareja. Sin embargo, estudios muestran que la hipergamia persiste, aunque de formas más sutiles, influida por factores como la admiración profesional, el atractivo físico o el capital cultural.

Impacto en las relaciones sexoafectivas

La hipergamia puede generar dinámicas positivas o problemáticas dentro de los vínculos:

• Aspiración y motivación: Algunas personas sienten que estar con alguien que consideran “superior” las impulsa a crecer personal o profesionalmente.
• Desequilibrio de poder: Cuando la relación se basa demasiado en las diferencias de estatus, puede haber dependencia emocional o económica.
• Presión social: Los estereotipos culturales refuerzan la idea de que ciertos perfiles son más “deseables”, lo que puede limitar la libertad al elegir pareja.
• Conflictos de expectativas: Si uno de los integrantes siente que la relación se sostiene más en el estatus que en el afecto, pueden surgir tensiones y rupturas.

¿Es la hipergamia algo negativo?

La neurociencia y la psicología evolutiva sugieren que la hipergamia tiene raíces en mecanismos de supervivencia. Sin embargo, en un mundo más igualitario y diverso, es importante reconocer que las relaciones no deberían definirse únicamente por factores externos, sino por la compatibilidad, el respeto y el cuidado mutuo.

En este sentido, no se trata de catalogar la hipergamia como buena o mala, sino de reflexionar cómo influye en las relaciones sexoafectivas contemporáneas y de qué manera puede afectar nuestra manera de vincularnos.

La hipergamia es un concepto complejo que ayuda a entender cómo las dinámicas de poder, estatus y deseo influyen en la vida amorosa. Aunque tiene raíces históricas, sigue presente en las relaciones actuales, moldeada por la cultura y las expectativas sociales.

Reconocerla no implica condenarla, sino ser conscientes de cómo puede influir en nuestras decisiones afectivas. Al final, lo que fortalece un vínculo no es la diferencia de estatus, sino la construcción de confianza, apoyo mutuo y respeto.