Entre ovaciones, flores y versos tejidos con alma, Natalia Toledo Paz recibió la Medalla Bellas Artes de Literatura en Lenguas Indígenas, uno de los reconocimientos más importantes de México. Vestida con su tradicional tehuana, la poeta de Juchitán de Zaragoza, Oaxaca, agradeció con una frase que resume su legado:
“La poesía es como el totopo, como el aire tibio de mi tierra. Es volver a sentarme con todo lo que he amado.”
Una vida dedicada a la palabra y a la identidad
Desde su infancia, Toledo entendió que el zapoteco era más que una lengua: era una forma de mirar el mundo. Su padre, el artista Francisco Toledo, y su madre, Olga de Paz, le inculcaron el amor por la cultura del Istmo. Sin embargo, la mudanza a la Ciudad de México marcó su lucha por mantener viva su identidad.
Recordó los años en los que se le prohibía hablar zapoteco en la escuela:
“Me arrancaron de la casa donde está enterrado mi ombligo”, dijo ante un público que la escuchaba conmovido.
Poesía que respira, canta y se borda
La obra de Natalia Toledo es un puente entre la literatura, el arte textil y la memoria colectiva. En sus versos conviven el viento, el maíz, la sensualidad y los rituales del Istmo. La poeta ñañú Margarita León, integrante del jurado, destacó que Toledo “ha unido la poesía con la cocina, la joyería y el bordado, haciendo del cuerpo un lienzo poético”.
Su escritura no solo se lee: se siente, se viste, se habita. De hecho, varios de sus poemas han sido bordados sobre huipiles, fusionando palabra y arte.
El poder del zapoteco entre las nuevas generaciones
Durante la ceremonia, Toledo celebró que cada vez más jóvenes escriben y cantan en zapoteco, incluso en géneros contemporáneos como el rap.
“Hay que proteger ese pensamiento que está aquí, a flor de piel”, expresó con emoción.
Su mensaje fue claro: la lengua indígena no pertenece al pasado, sino al presente y al futuro. Su labor en talleres de escritura y traducción ha permitido que niñas y niños de comunidades zapotecas recuperen su derecho a una vida cultural plena.
Una poeta que trasciende fronteras
Toledo ha impartido talleres en Guatemala y Los Ángeles, ha revisado códices antiguos y ha llevado su poesía a exposiciones que combinan escritura, arte visual y cultura material. Su trabajo representa una nueva manera de entender la literatura indígena: viva, dinámica y universal.
La directora del INBAL, Alejandra de la Paz, destacó que la obra de Toledo “visibiliza la lengua zapoteca con sensibilidad y profundidad, fortaleciendo la diversidad cultural de México”.
Un reconocimiento al corazón del Istmo
Entre aplausos, Natalia Toledo dedicó la medalla a las mujeres de su tierra:
“A mi constelación huarache, a las que con sus arrullos me enseñaron a trenzar las palabras que habitan mi corazón.”
El Palacio de Bellas Artes se convirtió en un eco del Istmo de Tehuantepec. Su voz recordó que la poesía puede ser también una forma de resistencia, de ternura y de identidad.
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