Un estudio de la AHA revela por qué las dietas Keto y Paleo duplican el riesgo de infarto y ACV. Conoce la verdad científica y qué dietas sí protegen tu corazón.
Millones de personas las siguen buscando perder peso, pero la máxima autoridad en salud cardíaca de EE.UU. ha emitido una advertencia clara. Un nuevo análisis revela que las dietas Keto y Paleo son de las peores para tu corazón, duplicando el riesgo de eventos cardiovasculares.</Intro (Bajada/Entradilla)>
El Veredicto Científico: Keto y Paleo, Reprobadas por los Expertos
En un mundo saturado de tendencias de bienestar y dietas virales, la Asociación Americana del Corazón (AHA, por sus siglas en inglés) ha intervenido con un veredicto científico contundente. En un exhaustivo análisis publicado en su prestigiosa revista Circulation, la organización evaluó 10 de los patrones alimenticios más populares para determinar su impacto real en la salud cardiovascular. Los resultados ponen en jaque a dos de las dietas más seguidas del momento.
Utilizando una escala de puntuación de 0 a 100, donde una mayor puntuación indica una mejor alineación con los principios de una dieta cardiosaludable, los resultados fueron reveladores. Las dietas muy bajas en carbohidratos, como la dieta cetogénica (Keto) y la dieta Atkins, recibieron la peor calificación posible, con solo 31 puntos. La dieta paleolítica (Paleo) no se quedó muy atrás, obteniendo apenas 53 puntos.
Expertos como Mercedes Sotos-Prieto, epidemióloga nutricional, subrayan que, aunque estas dietas pueden ofrecer resultados de pérdida de peso a corto plazo, no cumplen con los criterios para ser consideradas saludables para el corazón. La razón principal es que restringen severamente el consumo de alimentos altamente beneficiosos, como frutas, legumbres y cereales integrales, y su naturaleza restrictiva las hace muy difíciles de mantener a largo plazo.
El Doble de Riesgo: El Peligro Real de la Grasa y la Falta de Carbohidratos
La baja puntuación de la AHA no es una simple opinión, sino que se basa en evidencia sólida sobre los mecanismos biológicos que estas dietas desencadenan. El principal problema de las dietas muy altas en grasas y bajas en carbohidratos (LCHF, por sus siglas en inglés), como la Keto, es su asociación con un aumento significativo de los niveles de colesterol LDL, comúnmente conocido como el colesterol «malo».
Este aumento del colesterol LDL no es un dato trivial. Un estudio presentado en el Congreso Mundial de Cardiología arrojó una de las conclusiones más alarmantes hasta la fecha: las personas que siguen de forma regular una dieta de tipo cetogénico tienen el doble de riesgo de sufrir un evento cardiovascular adverso grave, como un infarto de miocardio, un accidente cerebrovascular (ACV) o la necesidad de una intervención para desbloquear arterias.
«Nuestro estudio encontró que el consumo regular de una dieta baja en carbohidratos y alta en grasas se asoció con mayores niveles de colesterol LDL y un mayor riesgo de enfermedad cardíaca.» – Dra. Iulia Iatan, autora principal del estudio.
Por su parte, la dieta Paleo, que promueve un patrón alimenticio similar al de los cazadores-recolectores, también presenta riesgos. Al fomentar un alto consumo de carne y excluir grupos de alimentos como los lácteos y las legumbres, puede llevar a un abuso de la carne roja, lo cual está directamente relacionado con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares y diabetes tipo 2.
La popularidad de estas dietas se basa en una promesa de gratificación instantánea, como la rápida pérdida de peso. Sin embargo, la evidencia científica sugiere que este beneficio a corto plazo puede tener un costo muy alto para la salud del corazón a largo plazo, una «trampa» que muchos consumidores desconocen.
No Todas las Dietas son Iguales: Las 4 Opciones que la AHA Sí Recomienda
Frente a las dietas reprobadas, la AHA destaca cuatro patrones alimenticios que recibieron las puntuaciones más altas (superiores a 85 puntos) y que son considerados los más equilibrados y beneficiosos para la salud del corazón. Lo interesante es que, más allá de sus nombres, todas comparten un núcleo común: priorizan alimentos integrales y de origen vegetal, y limitan los ultraprocesados.
- * Dieta DASH (100 puntos): Su nombre significa «Enfoques Dietéticos para Detener la Hipertensión». Es la mejor valorada por su enfoque en verduras, frutas, granos integrales, lácteos bajos en grasa, legumbres y frutos secos. Es especialmente eficaz para controlar la presión arterial.
- * Dieta Pescetariana (92 puntos): Un patrón vegetariano que incluye pescado y mariscos. Esta adición la hace particularmente rica en ácidos grasos Omega-3, conocidos por sus beneficios cardiovasculares.
- * Dieta Mediterránea (89 puntos): Un clásico respaldado por décadas de investigación científica. Se basa en el consumo de aceite de oliva virgen extra, verduras, frutas, legumbres, pescado y un consumo moderado de vino tinto.
- * Dieta Vegetariana (Ovo-Lacto) (86 puntos): Excluye todo tipo de carne pero permite el consumo de huevos y/o productos lácteos, lo que ofrece una gran flexibilidad y facilita la obtención de todos los nutrientes necesarios.
El mensaje clave que se desprende del análisis no es la adhesión estricta a una etiqueta, sino la adopción de un patrón alimentario fundamental basado en plantas, alimentos integrales y grasas saludables, mientras se reduce drásticamente el consumo de azúcares añadidos, granos refinados y grasas saturadas de baja calidad.
¿Qué Hacer si Sigues la Dieta Keto o Paleo? El Consejo de los Médicos
Para aquellos que actualmente siguen una de estas dietas, los expertos no recomiendan entrar en pánico, sino actuar con responsabilidad. El consejo es claro: no se deben seguir estos patrones alimenticios basándose únicamente en información de redes sociales o influencers.
Si una persona decide seguir una dieta Keto o Paleo, es absolutamente crucial que lo haga bajo la supervisión de un profesional de la salud. Un médico debe monitorear de cerca y de forma regular los niveles de colesterol y otros marcadores de riesgo cardiovascular para intervenir si los valores se vuelven peligrosos.
Es fundamental recordar que la dieta cetogénica se originó como un tratamiento médico para condiciones neurológicas específicas, como la epilepsia refractaria en niños, y se administra bajo un estricto control clínico. Su uso generalizado para la pérdida de peso en la población general es un fenómeno completamente diferente y, como demuestra la evidencia, no exento de riesgos significativos.
