El asesinato de Celso Vásquez, integrante del Movimiento Unificador de Lucha Triqui (MULT), ha vuelto a poner en evidencia la crisis de violencia que atraviesa la región triqui en Oaxaca. Vásquez fue atacado por sujetos armados que le dispararon directamente mientras transitaba por la carretera federal 125, a la altura de la comunidad de Tres Cruces.

Con este homicidio, ya son 21 los integrantes del MULT asesinados desde el inicio del gobierno del morenista Salomón Jara Cruz, el 1 de diciembre de 2022, según denunció el dirigente estatal del movimiento, Octavio de Jesús Díaz.

Una carretera convertida en zona de riesgo

La carretera federal 125, donde ocurrió el ataque, se ha convertido en un foco rojo de violencia. De acuerdo con el dirigente del MULT, muchos de los atentados se han cometido en ese mismo tramo, que no supera los 12 kilómetros.

Durante años, la organización ha solicitado la instalación de una base de operaciones de la Guardia Nacional, la colocación de cámaras de vigilancia y una mayor presencia de seguridad, demandas que —aseguran— no han sido atendidas por el gobierno estatal.

“La falta de respuesta ha convertido este tramo en una ruta de muerte para los triquis que defendemos la paz y la justicia”, señaló Octavio de Jesús Díaz, quien advirtió que la violencia se ha vuelto cotidiana para las comunidades de la zona.

Impunidad y falta de justicia

El dirigente del MULT denunció que ninguna de las víctimas ha recibido justicia y recordó el caso de las hermanas Adriana y Virginia Ortiz García, asesinadas en noviembre de 2024. En ese entonces, se detuvo a tres presuntos autores materiales —entre ellos, un policía estatal en activo—, pero los autores intelectuales continúan prófugos.

“En casi tres años de la administración del gobernador Salomón Jara, la violencia en la zona triqui no ha cesado. Lo atribuimos a la falta de justicia y a la impunidad con que actúan los responsables”, señaló el dirigente.

De acuerdo con el MULT, la falta de resultados concretos en las investigaciones y la ausencia de detenciones de los verdaderos responsables han perpetuado un ciclo de agresiones que no parece tener fin.

Acusaciones contra el gobierno estatal

Octavio de Jesús Díaz acusó directamente al gobierno estatal de Oaxaca de falta de compromiso real con la paz. Según el líder, las acciones del gobernador Salomón Jara se han limitado a declaraciones públicas sin resultados tangibles.

“El gobernador lanza palabras bonitas sobre la paz, pero de nada sirven: siguen asesinando, hay violencia y las comunidades viven con miedo”, expresó.

El dirigente también denunció que el gobierno ha sido omiso en detener a los presuntos provocadores de la violencia, entre ellos algunos líderes del Movimiento Unificador de Lucha Triqui Independiente (MULTI), organización con la que el MULT mantiene una histórica rivalidad política y territorial.

Una región marcada por décadas de conflicto

La zona triqui, ubicada en la Mixteca oaxaqueña, ha sido escenario de enfrentamientos, desplazamientos y asesinatos durante más de cuatro décadas. Los conflictos entre diferentes organizaciones —como el MULT, el MULTI y la Ubisort— han derivado en una crisis humanitaria permanente, con comunidades sitiadas, caminos bloqueados y familias que viven bajo amenazas constantes.

Aunque el gobierno federal y estatal han impulsado en varias ocasiones mesas de diálogo y acuerdos de paz, los esfuerzos se han visto obstaculizados por la falta de garantías de seguridad y la impunidad sistemática.

“Tenemos documentados más de 40 ataques recientes a comunidades como Tierra Blanca, San Juan Copala, Cieneguilla y El Rastrojo, todos ocurridos durante este gobierno”, aseguró el dirigente triqui.

La exigencia de paz y justicia

Tras el asesinato de Celso Vásquez, el MULT exigió nuevamente la intervención inmediata de las autoridades federales, incluyendo la Secretaría de Gobernación y la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), para atender lo que consideran una crisis de violencia política y étnica.

Organizaciones civiles también han pedido la presencia permanente de la Guardia Nacional en los puntos más conflictivos de la región y la implementación de mecanismos de protección comunitaria que garanticen la seguridad de los líderes indígenas.

El asesinato de Celso Vásquez se suma a una larga lista de crímenes que reflejan la profunda crisis de violencia e impunidad que afecta a la región triqui de Oaxaca. A casi tres años de iniciado el gobierno de Salomón Jara Cruz, las comunidades continúan exigiendo seguridad, justicia y paz verdadera, mientras los ataques contra los líderes indígenas no cesan.

El reto para las autoridades estatales y federales es enorme: romper el ciclo de violencia que por décadas ha cobrado vidas en la Mixteca y construir un camino real hacia la reconciliación. Mientras tanto, el MULT insiste en que las palabras ya no bastan; la región triqui necesita acciones concretas, justicia efectiva y garantías de seguridad para que sus pueblos puedan vivir sin miedo.