Narco: Operativos simultáneos que cambian el pulso de la seguridad
El narco amaneció en Michoacán y llegó acompañado de sirenas, caminos bloqueados por retenes y el eco de una operación coordinada que llevaba semanas preparándose. No fue un despliegue improvisado: fuerzas federales y estatales se alinearon bajo el Plan Michoacán por la Paz y la Justicia, una estrategia que busca devolver estabilidad a uno de los territorios más golpeados por el crimen organizado.
Desde Zamora hasta Morelia, pasando por Apatzingán, cada punto del operativo contra el narco contó una historia distinta, pero con un mismo objetivo: desarticular células criminales que movían drogas, armas y estructuras logísticas para el narcotráfico.
Tres detenidos y cargamento de drogas en Zamora
Zamora fue escenario del primer golpe al narco. Tres personas fueron detenidas mientras intentaban movilizar una carga que revelaría la dimensión del operativo: cinco kilos de cristal, 10 kilos de marihuana, dos armas largas, un cargador y tres vehículos. Para los agentes, el hallazgo confirmó que la célula operaba rutas cortas de distribución pero con alta movilidad.
Detrás del aseguramiento, los elementos coincidieron en un punto: la región, una de las más conflictivas en Michoacán, se ha convertido en un paso obligado para el trasiego de droga. Cortar ese flujo era una prioridad.
Apatzingán: armas, cargadores y un vehículo asegurado
En Apatzingán, otro de los municipios marcados por el narco, enfrentamientos y disputas territoriales, el operativo avanzó con precisión quirúrgica. Cuatro armas largas, 10 cargadores y 220 cartuchos fueron asegurados. Aunque solo se confiscó un vehículo, el arsenal confirma que la célula operaba con capacidad ofensiva y abastecimiento continuo.
“Neutralizar su poder de fuego era clave para reducir riesgos en la zona”, señaló un agente involucrado en las acciones.
Morelia: tecnología, marihuana y equipo para procesar droga
La capital michoacana no fue la excepción. En Morelia, el personal de seguridad decomisó cinco kilos de marihuana y un conjunto de herramientas que revelan un nivel distinto de preparación: dos equipos de cómputo, nueve teléfonos celulares, una prensa hidráulica, una báscula gramera y una máquina selladora. Todo apuntaba a un pequeño laboratorio o estación de empaquetado, diseñada para preparar estupefacientes antes de su distribución.
Para las autoridades, este decomiso aporta información clave sobre redes logísticas que operan incluso dentro de zonas urbanas.
Cateos en Tonalá, Jalisco: desmantelan maquinaria usada para traficar droga
Mientras Michoacán vivía uno de los operativos más amplios del año, Jalisco cerraba el cerco. En Tonalá, cinco órdenes de cateo permitieron desarticular una célula especializada no en vender droga, sino en ocultarla. Los agentes descubrieron cinco predios donde maquinaria industrial era modificada para transportar estupefacientes sin ser detectados.
El resultado fue contundente: nueve personas detenidas, entre ellas un menor de edad, y un aseguramiento monumental que incluyó 508 kilogramos de cristales, 2,854 kilogramos de marihuana, 41 cartuchos, un vehículo y tres motocicletas.
“Era una estructura diseñada para mover grandes volúmenes con apariencia de legalidad”, explicaron autoridades.
Un paso adelante en la lucha contra el narcotráfico
A los detenidos se les leyeron sus derechos y quedaron a disposición del Ministerio Público, que determinará su situación jurídica. Pero más allá del proceso legal, los operativos demostraron que la coordinación entre estados y federación puede golpear de manera decisiva a redes criminales que operan con sofisticación creciente.
Este golpe no resuelve el problema estructural, pero sí reconfigura temporalmente la operación de grupos delictivos, afectando su logística, su capacidad productiva y su movilidad en dos estados estratégicos.
Un mensaje para las comunidades: la seguridad avanza
En regiones donde la población ha aprendido a vivir entre retenes y silencios, estas acciones envían un mensaje distinto. Historias de calles tomadas por operativos, familias observando desde ventanas y autoridades cerrando accesos dejan claro que la lucha continúa y que, al menos por un día, el crimen perdió terreno.
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