Macabro hallazgo en la carretera Cancún-Leona Vicario. Autoridades descubren fosa con dos cuerpos en un rancho usado para secuestros. Crece la alarma por la seguridad.
CANCÚN, Q. ROO.- La violencia del crimen organizado ha vuelto a mostrar su rostro más oscuro en la periferia del principal destino turístico de México. El pasado 26 de junio, autoridades ministeriales descubrieron una fosa clandestina con dos cadáveres en un rancho ubicado en el kilómetro 290 de la carretera Cancún-Leona Vicario, una vía que se consolida como un corredor de la muerte para las operaciones de grupos delictivos.
El hallazgo, que incluyó cuerpos cubiertos con cemento en una tumba improvisada, no fue casual. Está directamente vinculado con el rescate, apenas un día antes, de una mujer y su hijo que habían sido secuestrados días atrás en Cancún y se encontraban cautivos en esa misma propiedad. Durante el operativo de rescate, se logró la detención de dos individuos, Irving Eugenio “N” y Jorge “N”, quienes presuntamente fungían como vigilantes del rancho y custodiaban a las víctimas.
La Fiscalía General del Estado (FGE) de Quintana Roo ha mantenido la investigación con hermetismo, sin emitir una versión oficial detallada sobre el hallazgo de la fosa, aunque confirmó que las víctimas rescatadas ya rindieron su declaración y se encuentran en buen estado de salud.
La «Infraestructura» del Crimen en el Paraíso
Este suceso revela mucho más que un doble homicidio; expone la existencia de una «infraestructura» del crimen operando a las puertas de Cancún. El uso de un rancho estratégicamente ubicado no solo como casa de seguridad para mantener a víctimas de secuestro, sino también como un cementerio clandestino para deshacerse de cuerpos, demuestra un nivel de organización, permanencia y audacia que enciende las alarmas.
La logística para cubrir los cuerpos con concreto y la presencia de vigilantes armados no son acciones de delincuentes improvisados. Sugieren la operación de una célula criminal bien establecida que utiliza la selva que rodea a Cancún como su base de operaciones, un «patio trasero» para cometer sus atrocidades con relativa impunidad. La carretera Cancún-Leona Vicario, en particular, se ha convertido en un punto rojo recurrente para el abandono de cuerpos, evidenciando un patrón de violencia que las autoridades no han logrado desarticular.
El Impacto Inevitable en la Percepción Turística
Aunque no hay indicios de que las víctimas de la fosa o del secuestro fueran turistas, el impacto de un titular como «Fosa Clandestina en Cancún» es global y potencialmente devastador para la imagen del destino. La marca «Cancún» está asociada internacionalmente con playas, lujo y vacaciones seguras. Noticias de esta naturaleza chocan frontalmente con esa percepción y erosionan la confianza de los viajeros.
Las autoridades estatales han destacado sus esfuerzos por reforzar la seguridad, como la construcción de nuevos centros de control C2 y el combate a la trata de personas. Sin embargo, la persistencia de la violencia de alto impacto en las zonas aledañas a los polos turísticos es percibida por el público internacional como parte del mismo problema de inseguridad.
Este tipo de eventos, más allá de las estadísticas oficiales sobre crímenes contra turistas, genera un daño profundo a la reputación que puede afectar las decisiones de viaje a largo plazo, amenazando el motor económico no solo de Cancún, sino de todo el estado de Quintana Roo. La paz y la seguridad, que son el principal activo de cualquier destino turístico, se ven directamente amenazadas por la existencia de estas «zonas de terror» a pocos kilómetros de los resorts de clase mundial.
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