El caso que sacude a Michoacán

Un escolta de Carlos Manzo está prófugo, lo que abre una nueva línea dentro de una investigación que ya apunta directamente al primer círculo de seguridad del funcionario asesinado el pasado 1 de noviembre.

El gobernador Alfredo Ramírez Bedolla informó que, mientras se lograba la detención de siete custodios la tarde del viernes, un octavo elemento de seguridad logró escapar, por lo que ya se desplegó un operativo para localizarlo y determinar su posible responsabilidad en los hechos.

Investigación “integral y amplia”, según autoridades

Ramírez Bedolla enfatizó que la indagatoria está siendo conducida con un enfoque amplio, integral y profesional, en coordinación con diversas instituciones. Tanto la Fiscalía General del Estado (FGE) como la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), encabezada por Omar García Harfuch, colaboran estrechamente para reconstruir las últimas horas del alcalde y la actuación de sus escoltas.

El gobernador señaló que, debido a que la agresión ocurrió a pesar de que el edil contaba con un equipo de seguridad asignado, la investigación se centra en responsabilidades por acción u omisión, especialmente en el desempeño de los custodios durante el ataque.

Siete escoltas detenidos por presunta participación

De acuerdo con la FGE, el viernes se cumplimentó una orden de aprehensión en contra de siete servidores públicos responsables de la protección del alcalde. Todos ellos son investigados por su presunta participación en el delito de homicidio calificado, en la modalidad de comisión por omisión, es decir, por no haber actuado para evitar el crimen o por haber incumplido su deber.

Los custodios detenidos son:

• Omar, de 47 años, originario del Estado de México.
• Alejandro, de 21 años, de Uruapan.
• Mario Alberto, de 45 años, de Ciudad de México.
• Guillermo, de 43 años, de Puebla.
• Demetrio, de 44 años, de Hidalgo.
• Omar Osvaldo, de 56 años, originario de Veracruz.
• Montserrat, de 23 años, proveniente de Guerrero.

Todos fueron puestos a disposición de un juez de control, quien determinará la continuidad del proceso penal.

¿Quién es el escolta prófugo?

El gobernador confirmó la existencia del prófugo, pero no reveló la identidad del octavo escolta, argumentando que el sigilo es necesario para facilitar su captura.

Sin embargo, señaló que las autoridades cuentan con información suficiente para ubicar su ubicación y establecer el grado de responsabilidad que podría tener en el asesinato. La relevancia del prófugo es significativa, pues su testimonio o participación podría ayudar a esclarecer si hubo complicidades internas, negligencia intencional o incluso una posible operación política detrás del crimen.

¿Una línea política detrás del asesinato?

A pregunta expresa de los medios, Ramírez Bedolla no descartó la existencia de una línea política en el caso, pero aclaró que la prioridad es seguir la evidencia y mantener una investigación “abierta y objetiva”.

El homicidio de Manzo ha generado alertas sobre la seguridad de alcaldes y figuras políticas en Michoacán, un estado que enfrenta altos niveles de violencia y presencia criminal. Diversas organizaciones han señalado que los funcionarios municipales suelen ser blancos frecuentes debido a conflictos territoriales, presión por parte del crimen organizado o disputas políticas locales.

Contexto previo: el clima de violencia política en Michoacán

El asesinato de Carlos Manzo no es un hecho aislado. Durante los últimos años, Michoacán ha registrado múltiples ataques contra funcionarios municipales, candidatos y exalcaldes. Grupos delictivos como Los Viagras, Carteles Unidos y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) mantienen una lucha territorial que afecta directamente a la gobernabilidad en diversos municipios.

Uruapan, en particular, es un punto estratégico para las organizaciones criminales debido a su actividad económica, su ubicación y sus conexiones comerciales. En este contexto, la protección de los alcaldes se vuelve una tarea crítica y compleja, lo que explica la importancia de determinar si los escoltas de Manzo actuaron con negligencia, miedo, complicidad o bajo presión criminal.

El caso del alcalde Carlos Manzo continúa revelando capas de complejidad, especialmente tras confirmarse que un escolta está prófugo y que siete más ya enfrentan cargos ante la justicia. La investigación, según las autoridades, seguirá una ruta amplia, técnica y coordinada entre los niveles estatal y federal para esclarecer no solo el ataque, sino las responsabilidades internas.

Mientras tanto, la pregunta sobre si existe un trasfondo político sigue abierta, recordando que la violencia contra autoridades municipales es un problema estructural en Michoacán y una amenaza constante para la estabilidad local.