sábado, diciembre 20, 2025

Chapitos vs Mayiza: La guerra interna que desangra a Sinaloa

La masacre en Culiacán no es un acto aislado, sino el capítulo más reciente de una guerra civil dentro del Cártel de Sinaloa. Una nueva generación violenta, “Los Chapitos”, choca con la vieja guardia, “La Mayiza”, en una lucha por el alma y el control del imperio criminal.

La extrema violencia que ha convertido a Culiacán en un campo de batalla tiene nombres y apellidos. No se trata de un cártel contra otro, sino de una fractura interna, una guerra de sucesión que amenaza con destruir desde dentro a la organización criminal más poderosa de México: el Cártel de Sinaloa.

La lucha por el poder enfrenta a dos facciones con estilos, liderazgos y visiones del negocio criminal diametralmente opuestas.

Los beligerantes: Una lucha de generaciones

  • Los Chapitos: Esta facción está comandada por los hijos de Joaquín «El Chapo» Guzmán. Representan a una nueva generación de narcotraficantes, caracterizados por su impulsividad, su gusto por la ostentación y un uso extremo y espectacular de la violencia. Son los herederos del trono, pero su estilo contrasta con el de la vieja escuela.
  •  La Mayiza: Este grupo aglutina a los leales a Ismael «El Mayo» Zambada, cofundador del cártel y una leyenda del hampa que, a diferencia de «El Chapo», nunca ha sido capturado. «El Mayo» representa la estrategia, la discreción y un enfoque más empresarial del narcotráfico. Entre sus operadores se mencionan alias como «‘Comanche’ al ‘Papas Fritas'».

El acto de traición que encendió la guerra

Según informes de inteligencia, la guerra total estalló por un acto que rompió todos los códigos no escritos del cártel. Se alega que uno de los hijos de «El Chapo» secuestró a un líder rival y lo entregó directamente a las autoridades de Estados Unidos. Este movimiento, visto como una traición sin precedentes, fue la declaración de guerra que desató la cacería mutua y las masacres públicas que hoy aterrorizan a Culiacán.

Este conflicto es, en esencia, una guerra generacional. La vieja guardia, que construyó el imperio a base de alianzas y una violencia más calculada, ahora se enfrenta a una nueva camada que parece dispuesta a quemarlo todo con tal de demostrar su poder.

«Una sangrienta guerra por el control entre dos facciones del poderoso Cártel de Sinaloa ha convertido la ciudad de Culiacán en un epicentro de la violencia.» – Reporte de Associated Press.

El factor estadounidense: Un actor involuntario en la Guerra

La estrategia de Estados Unidos de capturar y extraditar a capos de alto perfil ha dejado de ser solo una presión externa para convertirse en un catalizador de la violencia interna. Cada detención o acuerdo de culpabilidad, como los que involucran a figuras como Ovidio Guzmán o Rafael Caro Quintero, crea un vacío de poder que «Los Chapitos» y «La Mayiza» intentan llenar a sangre y fuego.

Sin quererlo, la política antidrogas estadounidense se ha convertido en un factor que influye directamente en quién vive, quién muere y quién asciende en el escalafón del narco mexicano, alimentando ciclos de violencia cada vez más brutales en territorio nacional.

Paloma Franco
Paloma Franco
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