Brasilia – El expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro, declaró este martes 11 de junio de 2025 ante el Supremo Tribunal Federal (STF), negando cualquier participación en una trama golpista para impedir la investidura de Lula da Silva. Admitió haber discutido «posibilidades» con militares, pero «dentro de la Constitución».

El expresidente brasileño Jair Bolsonaro se presentó este martes ante el STF en Brasilia para declarar en el marco de la investigación sobre un presunto plan para dar un golpe de Estado y evitar la toma de posesión de Luiz Inácio Lula da Silva tras las elecciones de 2022. Durante un interrogatorio que se extendió por poco más de dos horas, Bolsonaro negó categóricamente haber participado o promovido cualquier conversación sobre un golpe, calificando tal idea como «abominable».

«Nunca hubo ninguna conversación sobre un golpe. Un golpe es algo abominable. Brasil no podría pasar por una experiencia así. Y nunca hubo siquiera la posibilidad de un golpe en mi gobierno», afirmó Bolsonaro durante su declaración. Sin embargo, el político de ultraderecha admitió que, tras la victoria de Lula, discutió «posibilidades» con los entonces jefes de las fuerzas armadas, pero insistió en que estas conversaciones se mantuvieron «dentro de los límites constitucionales», aunque no ofreció mayores detalles sobre el contenido de dichas discusiones.

Cambio de Tono y Estrategia de Defensa

Uno de los aspectos más comentados de la audiencia fue el marcado cambio en el tono de Bolsonaro hacia el juez Alexandre de Moraes, quien condujo el interrogatorio y figura, según la fiscalía general, como uno de los objetivos de asesinato dentro del supuesto complot golpista. En un giro notable respecto a su retórica hostil previa hacia el magistrado y el STF, Bolsonaro llegó a bromear con De Moraes e incluso le pidió disculpas por un «desabafo» anterior.

Esta actitud, calificada por la prensa internacional como un «tono ameno», sugiere una calculada estrategia de defensa. Al negar vehementemente la intención golpista pero admitir ciertas «discusiones» enmarcadas en la constitucionalidad, Bolsonaro parece buscar normalizar sus acciones de aquel entonces, presentándolas como exploraciones políticas legítimas y no como una conspiración. El acercamiento al juez De Moraes podría interpretarse como un intento de reducir la animosidad judicial y proyectar una imagen de cooperación, aunque sin ceder en el fondo de su narrativa.

Bolsonaro también argumentó que, incluso si hubiera querido imponer un «estado de sitio», las medidas habrían sido diferentes y que «no había ambiente para ello, ni oportunidad. Ni siquiera teníamos una base mínimamente sólida para hacer algo». La acusación formal señala a ocho individuos, incluido el expresidente, como los principales arquitectos del plan desestabilizador.

«Hoy, salgo del tribunal tranquilo y más confiado en que seré el próximo presidente de la República.» — Jair Bolsonaro, en su cuenta de X tras la audiencia.

El STF como Arena Política y la Confianza de Bolsonaro

La comparecencia de Bolsonaro ante el STF trasciende lo meramente judicial, convirtiéndose en una arena política de alta visibilidad. Medios internacionales observaron cómo el expresidente pudo haber utilizado la audiencia como una plataforma política para dirigirse a sus seguidores y reforzar su imagen.

Esta percepción se vio reforzada por las declaraciones que el propio Bolsonaro emitió en sus redes sociales tras finalizar el interrogatorio. En un mensaje en la plataforma X (anteriormente Twitter), se mostró desafiante y optimista: «Hoy, salgo del tribunal tranquilo y más confiado en que seré el próximo presidente de la República». Esta afirmación subraya su intención de mantenerse como una figura central en la política brasileña y de movilizar a su base de apoyo, a pesar de las serias acusaciones que enfrenta y de una inhabilitación política previa por otros motivos.

Un Futuro Judicial y Político Incierto

A pesar de la confianza pública exhibida por Bolsonaro, su futuro judicial y político sigue siendo incierto. El proceso en el STF continúa su curso, y se espera que la fase de sentencia tenga lugar durante la segunda mitad de este año 2025. Una condena por intento de golpe de Estado tendría consecuencias devastadoras para sus aspiraciones políticas y podría significar un largo periodo de inelegibilidad, sumándose a sanciones anteriores.

La gravedad de las acusaciones y la polarización que rodea la figura de Bolsonaro aseguran que este caso seguirá capturando la atención nacional e internacional. Las decisiones del STF no solo determinarán el destino legal del expresidente, sino que también tendrán un impacto profundo en la configuración de la derecha brasileña y en el panorama político general del país de cara a futuras contiendas electorales. La estabilidad democrática de Brasil, puesta a prueba en los últimos años, sigue siendo un tema central en este complejo proceso.

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