La noche del martes, la tranquilidad de la comunidad Tenería del Santuario, en Celaya, se rompió con el eco de las balas. El comandante de Tránsito municipal, Efraín León Reyes, y su hijo Emmanuel fueron atacados a las puertas de su hogar. El crimen dejó una estela de miedo, dolor e incertidumbre en una ciudad que, desde hace meses, convive con una violencia creciente.
Una familia marcada por la tragedia
Efraín León Reyes no era solo un funcionario público. En su barrio era conocido como un hombre cercano a sus vecinos, siempre dispuesto a apoyar. Su hijo Emmanuel, lleno de proyectos y sueños, acompañaba a su padre cuando fueron sorprendidos por los atacantes. Esa noche, la violencia no distinguió entre la figura del comandante y la inocencia de un joven que apenas comenzaba a escribir su historia.
El ataque y las primeras investigaciones
De acuerdo con la Fiscalía General del Estado (FGE), en el lugar fueron encontrados más de una docena de casquillos percutidos. Las autoridades desplegaron un operativo de seguridad para resguardar la zona y dar inicio a las investigaciones.
Este crimen se suma a una ola de violencia que no da tregua en Celaya. Tan solo entre agosto y septiembre, un tránsito fue privado de la libertad y otros comandantes, así como agentes, han sido asesinados en circunstancias similares.
Celaya y la sombra de la violencia en Guanajuato
El caso del comandante León Reyes no es aislado. La fiscalía reportó que ese mismo martes nueve personas fueron asesinadas en distintos municipios de Guanajuato: León, Celaya, Salvatierra, Acámbaro y Salamanca. Una estadística que refleja la magnitud de la crisis de seguridad en la entidad, considerada desde hace años como una de las más violentas del país.
Inseguridad y el impacto en la vida comunitaria
Cada asesinato deja algo más que cifras. En Tenería del Santuario, los vecinos describen la sensación de vulnerabilidad que se respira tras el ataque. “Aquí todos nos conocemos, y cuando matan a uno de nosotros, el dolor es de todos”, relató una habitante de la zona.
La violencia, que antes parecía ajena, ahora golpea directamente a las familias. El miedo a salir de noche, el silencio en las calles y la desconfianza hacia lo cotidiano son síntomas de una herida abierta que difícilmente cicatriza.
Un llamado urgente a la paz
Mientras las autoridades avanzan en la investigación, el crimen del comandante y su hijo se convierte en un símbolo de la urgencia por recuperar la seguridad en Celaya. Cada caso recuerda que detrás de las estadísticas hay familias destrozadas, comunidades paralizadas y una ciudadanía que pide respuestas.


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