El regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos representa un desafío mayúsculo para México. Sus amenazas suelen ser oportunistas, dirigidas a problemas internos estadounidenses pero que colocan a México como su “fusible político”. La lección más clara de los últimos años es que no podemos permitirnos una respuesta reactiva; debemos fortalecer nuestra cohesión como nación.
Cohesión social: el antídoto contra la polarización
La unidad no puede basarse únicamente en discursos patrioteros o gestos simbólicos. Para enfrentar los embates del trumpismo, México necesita construir una cohesión real, cimentada en tres dimensiones clave: económica, social y territorial.
Lecciones de la Unión Europea
La experiencia europea es un ejemplo valioso. Tras siglos de guerras y rivalidades, su unión se logró mediante políticas de cohesión que priorizaron:
- Defensa común ante amenazas externas.
- Adhesión a la democracia liberal y el estado de derecho.
- Construcción de estados de bienestar con derechos sociales garantizados.
Europa creó fondos específicos para combatir desigualdades, como el Fondo Social Europeo y el Fondo de Cohesión, que financian desde empleo hasta medidas ambientales. Además, estableció indicadores claros para monitorear desigualdades y exclusión, algo que México podría emular.
¿Cómo se traduce esto en el contexto mexicano?
En México, el desafío de la cohesión social debe incorporar medidas específicas para abordar nuestras problemáticas:
- Desigualdad estructural.
- Pobreza extrema y distribución del ingreso.
- Seguridad ciudadana y justicia social.
- Participación ciudadana y fortalecimiento democrático.
Algunos indicadores relevantes que podrían guiar nuestras políticas incluyen:
- Porcentaje de población en pobreza.
- Niveles de empleo y desempleo.
- Acceso a servicios de salud universales.
- Participación ciudadana en la toma de decisiones públicas.
Una crisis como oportunidad para unirnos
Si bien las amenazas de Trump pueden desestabilizarnos, también nos ofrecen una oportunidad para convertir la crisis en cohesión. México necesita acuerdos nacionales que se enfoquen en superar nuestras desigualdades estructurales, tales como:
Reformas necesarias:
- Reforma fiscal progresiva: Garantizar que quienes más tienen contribuyan más.
- Incremento salarial: Reducir la brecha entre el ingreso mínimo y el costo de vida.
- Sistema universal de salud: Asegurar cobertura médica para toda la población.
- Sistema de cuidados: Proveer apoyo a quienes cuidan de menores, enfermos o personas mayores.
- Crecimiento económico inclusivo: Fomentar empleos dignos e inversiones responsables.
Estos objetivos no solo fortalecerían nuestra resistencia frente a las políticas de Trump, sino que también ayudarían a consolidar un México más justo y equitativo.
La clave: diálogo y acuerdos multisectoriales
La polarización política no debe ser un obstáculo. Para avanzar, México necesita involucrar a la sociedad civil, al sector empresarial y a otros actores clave en un diálogo constructivo.
No se trata de buscar la aprobación de la oposición política, sino de construir un pacto social amplio que refuerce nuestra cohesión.
Beneficios de un diálogo amplio:
- Mayor legitimidad en las políticas públicas.
- Respaldo social para resistir presiones externas.
- Proyección de unidad nacional hacia el exterior.
México unido puede resistir y prosperar
Trump representa un desafío, pero también una oportunidad para que México demuestre su resiliencia. La cohesión social no es solo un ideal; es una herramienta poderosa para resistir los embates del trumpismo y construir un futuro más equitativo.
Con acuerdos inclusivos, reformas progresivas y un liderazgo que priorice la unidad, México puede convertir esta crisis en el impulso necesario para transformarse en una nación más fuerte y cohesionada.
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