El sábado pasado, en la tribuna del Congreso, algunos diputados oficialistas entonaron el Himno Nacional y proclamaron arengas patrióticas en defensa de la economía mexicana. ¿El motivo? Celebrar la prórroga de un mes en la imposición de aranceles por parte de Donald Trump. Pero, más allá del simbolismo, ¿realmente hay algo que celebrar?
El nacionalismo efervescente que domina el discurso oficialista no se traduce en medidas concretas para proteger a los migrantes, a los trabajadores temporales o a las pequeñas empresas que dependen del comercio binacional. La relación México-Estados Unidos no se define en discursos altisonantes, sino en estrategias pragmáticas.
1. ¿Qué logró Sheinbaum con Trump?
La conversación entre Claudia Sheinbaum y Donald Trump se tradujo en un mes de respiro antes de la aplicación de aranceles, pero con condiciones:
- Despliegue de 10,000 elementos de la Guardia Nacional en la frontera para frenar el tráfico de fentanilo y migrantes.
- Compromiso de México de reforzar las inspecciones aduaneras en el comercio bilateral.
- Aceptación tácita de medidas más severas contra migrantes indocumentados en EE.UU.
Aunque esto evita una crisis comercial inmediata, Trump mantiene la espada de Damocles sobre México. Si en un mes considera que no hay avances, la amenaza de aranceles podría reactivarse.
2. Nacionalismo de discurso, pragmatismo de acción
Resulta curioso cómo la izquierda mexicana, tradicionalmente crítica de Estados Unidos, hoy defiende un acuerdo comercial que protege a las grandes empresas pero ignora a los migrantes.
Mientras la élite empresarial mexicana respira tranquila, los mexicanos sin documentos en EE.UU. enfrentan redadas y deportaciones masivas sin que haya una respuesta contundente del gobierno. ¿Dónde quedó el discurso del “humanismo mexicano”?
3. ¿Quién protege a los mexicanos en EE.UU.?
Los trabajadores temporales y migrantes mexicanos en EE.UU. siguen expuestos a la persecución y explotación laboral. Mientras se protege el comercio con medidas arancelarias, no hay acuerdos claros sobre derechos laborales y protección a los connacionales.
México debería exigir garantías para:
- Regularizar a trabajadores temporales con acuerdos bilaterales.
- Garantizar la protección de derechos humanos de migrantes en EE.UU.
- Evitar deportaciones masivas sin procesos legales adecuados.
Sin estas medidas, el gobierno mexicano solo defiende los intereses de las grandes empresas y no de los ciudadanos que sostienen la economía con sus remesas.
4. El dilema de Sheinbaum: resistir o negociar
El gobierno de Sheinbaum enfrenta una encrucijada. Trump ha demostrado que está dispuesto a utilizar la presión comercial como arma política, y México tendrá que decidir hasta qué punto ceder para evitar conflictos mayores.
Si el gobierno mexicano no negocia condiciones claras, en un mes podríamos enfrentar:
- Nuevas amenazas de aranceles con argumentos distintos.
- Una crisis en la frontera por el endurecimiento de la política migratoria.
- Mayor incertidumbre económica para empresas y exportadores.
La clave será establecer un diálogo más allá de la presión inmediata y exigir reciprocidad en los acuerdos.
5. El papel de México en la política de Trump
Para Trump, México es un tema central en su discurso electoral. Su base de votantes responde a narrativas de control migratorio, proteccionismo económico y seguridad fronteriza.
Las constantes menciones a México tienen tres objetivos principales:
- Fortalecer su imagen como un líder firme ante el problema migratorio.
- Presionar a México para que asuma el papel de “muro fronterizo” sin necesidad de construirlo.
- Desviar la atención de problemas internos en EE.UU., como el tráfico de drogas y la violencia.
Por ello, cualquier acuerdo con Trump debe tomarse con reserva, ya que puede cambiar su postura en cualquier momento según sus intereses políticos.
Un respiro que puede convertirse en tormenta
El acuerdo Sheinbaum-Trump evita una crisis económica inmediata, pero no resuelve el problema de fondo. México sigue siendo un blanco fácil para la presión política de EE.UU. y no ha garantizado medidas de protección para los mexicanos en el exterior.
Si la estrategia del gobierno se basa únicamente en esperar y reaccionar, el país quedará en una posición vulnerable ante futuras amenazas de Trump. Es momento de exigir condiciones justas y equitativas, porque la soberanía no se negocia por un mes de tregua.
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