Ciudad de México. La conferencia matutina de este martes tuvo un giro inesperado: la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo abordó públicamente la polémica relación con Grupo Salinas, cuestionando la reciente intención de este conglomerado de demandarla en Estados Unidos.
“¿Por qué sería en Estados Unidos? ¿Cómo es una demanda de difamación en Estados Unidos?”, preguntó la mandataria, dejando entrever su sorpresa por la vía legal elegida por el empresario Ricardo Salinas Pliego.
Una estrategia de defensa y cuestionamientos públicos
Sheinbaum fue más allá de la supuesta demanda y aprovechó para exponer lo que considera un patrón de difamación mediática:
“la difamación que él hace todos los días a través de la televisora o de sus redes sociales”, señaló.
Con tono firme, lanzó una serie de preguntas al público y a los medios de comunicación:
- ¿Por qué no se investiga cómo compró la televisora?
- ¿Cuánto fue beneficiado con el Fobaproa?
- ¿Quién lo demandó para que regresara el dinero por la compra de la televisora?
- ¿Cómo tiene ADN 40 y adquirió una parte de las acciones de Mexicana de Aviación?
“Solo son preguntas para que también se conozca. Ahí lo dejamos hoy, hasta ahí”, concluyó Sheinbaum, invitando a la ciudadanía y a los medios a reflexionar sobre el trasfondo de esta disputa.
Difamación y medios en la mira
El señalamiento de Sheinbaum pone sobre la mesa el poder de los medios de comunicación privados en México y su influencia en la opinión pública. La presidenta apunta que el conglomerado no solo ha usado sus canales televisivos, sino también redes sociales para construir una narrativa que ella considera dañina y sesgada.
Este escenario plantea un debate sobre la responsabilidad mediática, los límites de la libertad de expresión y la transparencia de los grandes grupos empresariales.
Repercusiones políticas y mediáticas
La presidenta ha mantenido un enfoque crítico hacia los actores que considera que ejercen un poder desmedido sobre la información. La polémica con Grupo Salinas llega en un momento clave de la agenda política en México, en medio de debates sobre regulación de medios y financiamiento empresarial.
Analistas coinciden en que este intercambio público puede tener efectos en la percepción ciudadana, afectando la imagen de ambos actores: el conglomerado mediático y la propia presidenta.
Lo que sigue
Por ahora, Sheinbaum mantiene la postura de cuestionamiento y transparencia: invita a los ciudadanos a investigar, analizar y reflexionar sobre la compra de televisoras, el uso de recursos financieros públicos y la influencia empresarial en México.
El desarrollo de la posible demanda en Estados Unidos será observado de cerca, tanto por medios nacionales como internacionales, y podría abrir un debate más amplio sobre difamación transnacional y libertad de expresión.
Mientras tanto, la presidenta refuerza su narrativa de transparencia y justicia, destacando que estas interrogantes buscan informar a la ciudadanía sobre temas que, según su perspectiva, merecen mayor escrutinio público.


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