El Senado de la República, con la presencia exclusiva de legisladores oficialistas, llevó a cabo el sorteo de candidaturas definitivas para jueces, magistrados y ministros del Poder Judicial de la Federación. Este procedimiento, parte de la reforma judicial en curso, ha generado tanto expectativa como controversia por la manera en que se han definido los nombres que aparecerán en la boleta electoral del 1 de junio.
El proceso no estuvo exento de complicaciones. Minutos antes de su inicio, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) envió una lista con 180 aspirantes que impugnaron su exclusión y a quienes se les dio la razón. A esto se sumó una comunicación de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) con tres nombres adicionales para reincorporar.
Estos cambios de último momento retrasaron el sorteo una hora, iniciando a la 1:00 de la tarde en lugar de las 12:00 programadas. Finalmente, un total de 1,239 aspirantes fueron considerados para los distintos cargos, aunque en algunos casos el número de inscritos fue menor al necesario, lo que permitió pases directos sin necesidad de insaculación.
Un proceso largo y desgastante para el Senado
El sorteo fue un procedimiento maratónico que puso a prueba la resistencia de los senadores. Durante más de cuatro horas, los integrantes de la Mesa Directiva realizaron la insaculación sin interrupciones. Para evitar fatiga extrema, se implementaron rotaciones entre secretarias y vicepresidentes.
A pesar de estos ajustes, el desgaste se hizo evidente. Tropiezos en la lectura de nombres y pequeños errores interrumpieron el flujo del proceso en varias ocasiones. Sin embargo, el compromiso del Senado era claro: concluir el sorteo en tiempo y forma para enviar la lista definitiva a la SCJN.
Gerardo Fernández Noroña, presidente del Senado, subrayó que si la Corte no da su visto bueno antes del 6 de febrero, las candidaturas sorteadas serán enviadas directamente al Instituto Nacional Electoral (INE). Esto significa que los nombres seleccionados aparecerán en la boleta electoral del 1 de junio, independientemente de la postura que tome el Poder Judicial.
Falta de aspirantes favorece a candidatos polémicos
Uno de los aspectos más criticados del proceso ha sido la baja participación de aspirantes, lo que permitió el pase automático de ciertos candidatos sin competencia real. Este fenómeno ha generado cuestionamientos sobre la legitimidad del método de selección y ha puesto en el centro del debate a figuras con vínculos políticos.
Uno de los casos más llamativos es el de Paula María García Villegas Sánchez Cordero, hija de la exministra Olga Sánchez Cordero. Su nombre podría aparecer hasta tres veces en la boleta, ya que se registró en los tres comités de selección del Poder Judicial. Según la Constitución, en caso de ser sorteada en más de una categoría, su candidatura se mantiene en todas las listas en las que haya sido seleccionada.
Además, en el caso de las magistraturas de los 32 circuitos y en las diferentes materias, el proceso fue significativamente más breve. En muchas categorías, el número de aspirantes fue igual o menor al de las candidaturas disponibles, lo que eliminó la necesidad de realizar el sorteo y otorgó los cargos de manera automática.
¿Qué sigue para el proceso judicial?
El Senado ha cumplido con su parte del procedimiento, pero el destino de estas candidaturas aún depende de la revisión de la SCJN. Si la Corte aprueba las listas antes del 6 de febrero, el proceso seguirá con normalidad. Sin embargo, si hay objeciones, el oficialismo en el Senado ha dejado claro que enviará los resultados al INE sin modificaciones.
Este mecanismo de sorteo ha sido duramente criticado por algunos sectores, que lo consideran un método poco transparente para definir a los nuevos integrantes del Poder Judicial. La falta de un debate público profundo sobre los perfiles seleccionados, así como la influencia de grupos políticos en la conformación de las listas, son algunos de los puntos más polémicos de este proceso.
La reforma judicial impulsada por el gobierno sigue avanzando, pero no sin generar dudas sobre su impacto en la independencia del Poder Judicial. Con las elecciones del 1 de junio en el horizonte, el tema seguirá siendo un foco de atención tanto para la opinión pública como para los actores políticos.
Conclusión: Un proceso inédito con efectos duraderos
El sorteo de candidaturas en el Senado marca un punto clave en la transformación del Poder Judicial en México. Aunque el procedimiento ha seguido las reglas establecidas, la falta de competencia en algunas categorías y la presencia de figuras polémicas han generado dudas sobre la legitimidad del proceso.
A medida que la fecha límite del 6 de febrero se acerca, la postura de la Suprema Corte será determinante para definir el futuro de esta selección. Lo que es claro es que el nuevo esquema de elección de jueces, magistrados y ministros cambiará por completo la configuración del Poder Judicial en el país.
El reto ahora será garantizar que los nuevos integrantes cumplan con los principios de imparcialidad, independencia y compromiso con la justicia, en medio de un panorama donde la política ha tomado un papel central en la designación de estos cargos.
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