Una victoria aplastante que desata controversia
La presidenta de Tanzania, Samia Suluhu Hassan, fue declarada vencedora de las elecciones presidenciales con un contundente 97,66% de los votos, cifra que le garantiza un nuevo mandato de cinco años. Sin embargo, la jornada electoral quedó marcada por una ola de protestas, disturbios y denuncias de represión que han puesto en entredicho la legitimidad del proceso.
Según la Comisión Electoral Nacional, más de 31,9 millones de ciudadanos votaron por Hassan, quien asumió el poder en 2021 tras la muerte de su predecesor, John Magufuli. No obstante, la exclusión de sus principales rivales opositores y las acusaciones de violencia estatal durante los comicios encendieron la indignación en todo el país.
Protestas y represión en las calles
Durante la jornada del miércoles, manifestantes tomaron las calles en distintas ciudades, quemaron edificios gubernamentales y arrancaron pancartas con la imagen de la presidenta. En respuesta, la policía desplegó gases lacrimógenos y realizó disparos para dispersar a la multitud. Testigos aseguran que la tensión se extendió durante varios días, dejando un saldo de decenas de muertos y cientos de detenidos.
La oposición, encabezada por el partido CHADEMA, asegura que las cifras oficiales minimizan la tragedia. Según sus líderes, al menos cientos de personas habrían perdido la vida en las protestas. La Oficina de Derechos Humanos de la ONU confirmó la muerte de al menos diez personas, aunque advirtió que los datos podrían ser solo una fracción de la realidad.
“No hay debate sobre la seguridad de Tanzania”
En su primer discurso tras ser proclamada ganadora, Samia Suluhu Hassan defendió el actuar del gobierno y condenó las protestas. “Las acciones de los manifestantes no son ni responsables ni patrióticas. Cuando se trata de la seguridad de Tanzania, debemos utilizar todas las vías disponibles para garantizar la estabilidad del país”, afirmó desde Dodoma, la capital administrativa.
Sus palabras, lejos de calmar los ánimos, avivaron la indignación de los sectores opositores, que consideran que el gobierno utiliza el discurso de la seguridad nacional para justificar la represión y el silenciamiento de las voces críticas.
El llamado de la ONU a una investigación independiente
El secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, expresó su preocupación por los hechos de violencia y pidió una investigación exhaustiva e imparcial sobre las denuncias de uso excesivo de la fuerza. En un comunicado oficial, la ONU lamentó la pérdida de vidas humanas y exigió respeto a los derechos fundamentales y al pluralismo político.
Sin embargo, el ministro de Asuntos Exteriores, Mahmoud Thabit Kombo, rechazó las acusaciones y minimizó los hechos. “Solo hubo pequeños focos de incidentes provocados por elementos criminales”, dijo a Reuters, negando que las fuerzas de seguridad hubieran actuado fuera de la ley.
Un país bajo toque de queda y sin conexión
Desde el miércoles, Tanzania vive bajo toque de queda y con fuertes restricciones al acceso a Internet. Las comunicaciones están limitadas, varios vuelos internacionales fueron cancelados y el puerto de Dar es Salaam —vital para la economía regional— permanece parcialmente paralizado. La tensión ha comenzado a afectar las operaciones comerciales y logísticas en el este de África.
Las sombras sobre la participación electoral
La Comisión Electoral reportó una participación del 87% de los 37,6 millones de votantes registrados, un número sorprendentemente alto en comparación con elecciones pasadas. Los críticos, sin embargo, cuestionaron la veracidad de esos datos y recordaron que en 2020, el entonces presidente Magufuli ganó con apenas 12,5 millones de votos y una participación mucho menor.
Testigos locales señalaron que muchos centros de votación se vieron afectados por protestas y bloqueos, lo que habría dificultado el acceso de los votantes.
De la esperanza al desencanto
Cuando Samia Suluhu Hassan asumió la presidencia en 2021, fue celebrada como la primera mujer en ocupar el cargo y como una posible reformista dispuesta a abrir espacios de diálogo. Su estilo conciliador contrastaba con el autoritarismo de Magufuli. Sin embargo, en los últimos años, su gobierno ha sido acusado de revivir prácticas represivas, incluyendo detenciones arbitrarias y secuestros de opositores.
Pese a haber prometido investigaciones sobre esos abusos, su administración no ha publicado ningún resultado oficial.
Un mandato entre logros y cuestionamientos
Durante la campaña electoral, Hassan destacó sus avances en infraestructura, ampliación de carreteras y modernización ferroviaria, además de su apuesta por fortalecer la generación eléctrica del país. No obstante, sus críticos sostienen que esos logros no justifican la falta de pluralidad política y la represión hacia los disidentes.
La presidenta, de 65 años, inicia su nuevo mandato en medio de una profunda crisis política y social, con un país dividido entre la esperanza de estabilidad y la exigencia de democracia real.


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