Terrorismo informativo: desmontando el miedo a las reformas
En los últimos meses, se ha desplegado un discurso catastrofista que asegura que las reformas constitucionales, específicamente la recuperación de facultades del Ejecutivo, afectarán el crecimiento económico y las relaciones comerciales de México, particularmente en el marco del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). Sin embargo, este argumento carece de fundamento.
Las reformas no alteran las condiciones necesarias para cumplir los compromisos internacionales ni afectan las disposiciones específicas del T-MEC. Más bien, representan una reorganización interna que, como veremos, está lejos de ser un riesgo económico.
El retorno de facultades al Ejecutivo: ¿es necesario?
La corriente neoliberal delegó muchas funciones del Ejecutivo a organismos autónomos que, en algunos casos, se convirtieron en «ínsulas de poder» desarticuladas del gobierno central. La recuperación de estas atribuciones no significa un retroceso democrático ni un obstáculo para el crecimiento económico.
Por ejemplo:
- Organismos reguladores: El T-MEC exige la existencia de instancias independientes para temas específicos, como competencia comercial y telecomunicaciones. Sin embargo, estos pueden funcionar como agencias dentro del Ejecutivo, tal como ocurre en Estados Unidos.
- Designaciones claras: En Estados Unidos, estas agencias tienen independencia funcional, pero sus titulares son designados por el presidente con aprobación del Senado, sin requerir autonomía constitucional.
La reforma judicial y el T-MEC: una relación malinterpretada
Otro argumento recurrente es que la reforma judicial podría impactar la confianza en las instituciones y, por ende, las relaciones comerciales. Sin embargo, la realidad muestra lo contrario:
- Conflictos comerciales en el T-MEC: Las disputas entre los países firmantes no se resuelven en los tribunales nacionales, sino a través de mecanismos arbitrales contemplados en el tratado.
- Paneles internacionales: El Capítulo 31 del T-MEC establece que los conflictos entre Estados se resuelven mediante paneles de expertos independientes.
- Conflictos con inversionistas: En el caso de disputas entre inversionistas y gobiernos, los procedimientos están regulados por organismos como el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones.
Esto significa que las reformas judiciales internas tienen una incidencia mínima en la resolución de controversias comerciales internacionales.
Nearshoring y crecimiento económico: sin riesgo por las reformas
El fenómeno del nearshoring, que posiciona a México como un punto clave para las cadenas de suministro globales, no depende de los cambios en la estructura de poder interno. Factores como:
- La proximidad geográfica con Estados Unidos.
- La infraestructura existente.
- Los bajos costos operativos.
Son los principales determinantes para que las empresas internacionales elijan México como destino.
¿Por qué las reformas no afectan nuestras relaciones comerciales?
La estructura del T-MEC está diseñada precisamente para evitar que los conflictos internos en cualquiera de los países signatarios afecten las relaciones comerciales.
- Resoluciones externas: Las controversias se ventilan en paneles arbitrales o foros internacionales.
- Resiliencia institucional: México ha cumplido históricamente con los mecanismos previstos en tratados internacionales, incluso en momentos de cambios internos profundos.
Más allá del mito: un modelo funcional
Es necesario desmentir las narrativas alarmistas que pretenden vincular las reformas constitucionales con riesgos para la economía o las relaciones comerciales. En lugar de depender de organismos autónomos dispersos, un Ejecutivo fortalecido y eficiente puede garantizar un mejor cumplimiento de las disposiciones internacionales y atender las necesidades locales con mayor agilidad.
Reformas y desarrollo económico en armonía
La recuperación de facultades del Ejecutivo y las reformas judiciales no son un obstáculo para el crecimiento económico ni para la estabilidad comercial de México. Por el contrario, representan una oportunidad para reorganizar las instituciones y optimizar su funcionamiento sin comprometer los compromisos internacionales.
Al comprender la verdadera relación entre las reformas internas y los tratados internacionales como el T-MEC, es evidente que no existe fundamento para las alarmas catastrofistas.
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