En su visión transformadora, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) propuso una reforma al Poder Judicial que incluye la elección por voto popular de jueces, magistrados y ministros. La idea, según AMLO, es arrancar al sistema de justicia del control de «grupos económicos y políticos conservadores».
Sin embargo, este modelo plantea preguntas difíciles: ¿es posible garantizar la imparcialidad judicial bajo un esquema tan politizado? ¿Podría convertirse en una herramienta para afianzar el poder de la 4T o perpetuar los mismos vicios que se busca erradicar?
¿Una justicia democrática o politizada?
La propuesta de someter a los jueces y ministros al voto popular parece, en papel, un ejercicio democrático. Pero la trayectoria de los aspirantes y el contexto político actual sugieren que el cambio podría inclinar el poder hacia nuevos actores con fuertes vínculos partidistas.
Por ejemplo:
- Yasmín Esquivel, actual ministra, busca consolidarse como líder en la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).
- Paula María García Villegas, hija de Olga Sánchez Cordero, es impulsada para un cargo en la Corte.
- Eurípides Flores, figura cercana a Mario Delgado, aspira a ministro compitiendo con cuadros como Bernardo Bátiz.
Además, nombres controvertidos, como Erick Alán Hernández Arizmendi, abogado vinculado al caso de Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, también se han inscrito en la carrera judicial.
La naturaleza de este proceso despierta inquietudes sobre la posible politización de los órganos judiciales y la calidad de la justicia que podrían ofrecer.
Poder Judicial en transformación
El rediseño del Poder Judicial incluye la creación del Tribunal de Disciplina Judicial, que reemplazará al Consejo de la Judicatura. Este organismo promete mayor control sobre los jueces, pero también podría ser una herramienta para centralizar decisiones y someter a los juzgadores a intereses políticos.
Por otro lado, la SCJN podría quedar dominada por perfiles alineados a la Cuarta Transformación, lo que cuestiona su capacidad para actuar como contrapeso del poder ejecutivo.
Justicia y tecnología: el reto de la modernización
En medio de este panorama, el presidente del Tribunal Federal de Justicia Administrativa (TFJA), Guillermo Valls Esponda, ha destacado los esfuerzos de modernización judicial, como:
- Implementación de inteligencia artificial: Herramientas para juicios en línea y funciones administrativas.
- Mecanismos alternativos de solución de controversias: Mediación para resolver conflictos sin necesidad de largas disputas legales.
Aunque estos avances son positivos, la politización del sistema podría limitar su alcance y credibilidad.
Voto popular y el riesgo de la politización judicial
Elegir jueces y ministros por voto popular implica riesgos significativos:
- Perder imparcialidad: Los candidatos podrían priorizar agendas políticas o populares sobre el derecho.
- Campañas judiciales: Financiar y promover candidaturas judiciales podría abrir la puerta a la corrupción y a la influencia de actores privados.
- Desconfianza en el sistema: Si el proceso es percibido como partidista, la ciudadanía podría perder fe en la independencia judicial.
Reunión Sheinbaum-IP: el poder blando de la 4T ante los retos políticos
Mientras tanto, Claudia Sheinbaum, próxima presidenta, busca consolidar la confianza empresarial en medio de este panorama. Su reciente reunión con líderes del Consejo Mexicano de Negocios (CMN) en el Museo Kaluz resaltó la intención de cerrar filas con el sector privado ante amenazas externas, como las políticas de Donald Trump.
Este diálogo podría ser clave para equilibrar los retos internos de la reforma judicial con la estabilidad económica y la proyección internacional de México.
El camino por delante: desafíos para un sistema justo y democrático
La democratización de la justicia es un objetivo loable, pero requiere equilibrio. Más allá de someter a jueces al voto popular, México necesita:
- Fortalecer la capacitación judicial: Garantizar que los juzgadores sean expertos independientes y éticos.
- Modernizar los procesos: Ampliar el uso de tecnología e inteligencia artificial para garantizar transparencia.
- Establecer contrapesos efectivos: Evitar la concentración de poder en cualquier órgano o figura política.
Solo con un enfoque integral podrá construirse un sistema que sea verdaderamente democrático, independiente y funcional.
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