La Importancia de una Comisión de Derechos Humanos Autónoma y Libre de Influencias Políticas
La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) en México, al igual que otros organismos de derechos humanos alrededor del mundo, tiene un mandato claro: proteger a la ciudadanía de los abusos y excesos del poder, sin importar el partido que lo detente. Sin embargo, hoy existe una preocupación creciente por la autonomía de este organismo, ante la posibilidad de que se convierta en una extensión de la administración en turno. La historia reciente nos recuerda que la defensa de los derechos humanos no debe depender de las inclinaciones políticas, sino de un compromiso genuino con la justicia y la igualdad.
Los Orígenes de los Derechos Humanos: Un Escudo Contra los Abusos del Poder
La noción moderna de los derechos humanos surgió en respuesta a los horrores de la Segunda Guerra Mundial. Los genocidios, las purgas y la brutalidad del fascismo y el totalitarismo impulsaron la creación de organismos que pudieran defender a los ciudadanos de los abusos estatales. A través de los Principios de París de 1993, los países miembros de la ONU adoptaron un marco que sentaría las bases para las comisiones nacionales de derechos humanos, organismos independientes y autónomos cuyo propósito es garantizar que los ciudadanos tengan una vía de defensa cuando el poder se vuelve opresivo.
Estos organismos deben ser independientes precisamente porque su función es vigilar y limitar las acciones del poder, asegurando que ningún partido o líder pueda someter a la ciudadanía a abusos o represión sin consecuencias. Si bien todos los países enfrentan desafíos en la defensa de los derechos humanos, la existencia de estos organismos autónomos es un pilar fundamental de cualquier democracia sana.
México y la CNDH: La Necesidad de una Defensa Imparcial de los Derechos Humanos
México no es ajeno a episodios de violaciones a los derechos humanos. Desde eventos como Acteal y Aguas Blancas, hasta los recientes casos de Ayotzinapa, la historia muestra que las violaciones no son exclusivas de regímenes autoritarios. Las democracias también pueden fallar en la protección de los derechos ciudadanos. La CNDH se estableció con la intención de actuar como una instancia autónoma que pudiera intervenir, señalar y exigir responsabilidad a las autoridades cuando se cometen abusos.
Un organismo de derechos humanos dependiente del gobierno pierde su capacidad de denunciar, investigar y recomendar sanciones en casos de violaciones, volviéndose, en cambio, una herramienta que legitima las acciones de la administración en turno. La autonomía de la CNDH es crucial para garantizar que los derechos de los ciudadanos sean protegidos sin importar quién ocupe el poder.
Politizar los Derechos Humanos: Un Peligro para Todos los Ciudadanos
El riesgo de politizar la CNDH o cualquier organismo de derechos humanos es que la ciudadanía pierde una instancia imparcial que pueda defender sus derechos. Si la defensa de los derechos humanos responde a una agenda política o partidista, ¿qué sucede cuando esa misma política se vuelve en contra de sus propios ciudadanos?
Independientemente de la ideología del partido en turno, la CNDH debe ser independiente para evitar caer en el juego de proteger solo a ciertos sectores o de ignorar abusos cuando conviene políticamente. El principio de independencia es vital para asegurar que los derechos humanos no se conviertan en una herramienta de negociación o en una fachada que encubra injusticias. La protección de los derechos humanos debe ser un derecho universal, no una concesión política.
¿Quién Defiende a la Ciudadanía Ante el Poder?
La autonomía de la CNDH no solo es un asunto de principios; es una cuestión de seguridad para todos los ciudadanos. Un gobierno puede cambiar, y lo que hoy beneficia a ciertos grupos, mañana puede ser un riesgo para ellos mismos. Si los derechos humanos dependen del color del partido en turno, todos los ciudadanos estarán vulnerables a los abusos de poder en algún momento.
La historia reciente nos recuerda que la política es volátil y que ninguna ideología está exenta de ejercer abusos. Por ello, una CNDH autónoma es la única garantía de que la ciudadanía pueda recurrir a una instancia imparcial que no se someta a los intereses de quien ocupa el poder. México merece una CNDH que responda solo a la justicia y a la protección de los derechos humanos.
Una CNDH para Todos
La Comisión Nacional de los Derechos Humanos fue creada para proteger a todos los ciudadanos, sin distinción de ideología o preferencia política. Su independencia es esencial para garantizar que los derechos humanos no se conviertan en una herramienta de poder o en un simple adorno institucional. Sin una CNDH autónoma, México corre el riesgo de perder una defensa crucial contra los abusos del poder, poniendo en peligro el bienestar y la seguridad de sus ciudadanos.
La independencia de los organismos de derechos humanos es un tema que debería importar a todos, sin importar el partido al que se apoye. Porque hoy puede favorecer a uno, pero mañana podría dejar desprotegidos a muchos. México necesita una CNDH fuerte, independiente y comprometida con los valores universales de justicia y equidad.
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