El Papa Francisco falleció este lunes 21 de abril a los 88 años, conocido por su cercanía con los fieles y su dedicación en la labor pastoral, ha enfrentado diversos desafíos de salud en los últimos años. Sin embargo, siempre se había mostrado una actitud positiva y un gran compromiso con su misión como líder de la Iglesia Católica.
La lamentable noticia la dio a conocer el cardenal Kevin Farrell, prefecto del Dicasterio para los Laicos y la Familia del Papa.
“Con profundo pesar debo anunciar el fallecimiento de nuestro Santo Padre Francisco. A las 7:35 de esta mañana, el Obispo de Roma, Francisco, regresó a la casa del Padre.
“Con inmensa gratitud por su ejemplo como verdadero discípulo del Señor Jesús, encomendamos el alma del Papa Francisco al infinito amor misericordioso del Dios Uno y Trino”, declaró Farrell.
Por otro lado, el cardenal Camarlengo, quien fue el responsable de verificar oficialmente la muerte del Papa, también destacó el legado que hoy deja en la historia de la iglesia católica.
“Francisco dedicó su existencia al servicio del Señor y de la Iglesia. Vivió con coherencia los valores del Evangelio. Su voz resonó en favor de los pobres, los excluidos, los invisibles. No buscó protagonismo, sí entrega.”
Jorge Mario Bergoglio, el Papa número 266 de la Iglesia católica, murió en la residencia de Santa Marta, el lugar donde eligió vivir desde el inicio de su pontificado. Rechazó los tradicionales apartamentos papales en el Palacio Apostólico, en un gesto que marcó el tono pastoral de su liderazgo: humildad, cercanía y sencillez.
En las últimas semanas, Francisco había mostrado un estado de salud delicado, con dificultades respiratorias que lo obligaron a cancelar varias audiencias y limitar su participación en actos públicos. Aunque el Vaticano mantenía discreción sobre su condición médica, su fragilidad era visible y motivo de preocupación constante entre fieles y colaboradores cercanos.
Primer pontífice latinoamericano y primer jesuita en ocupar el trono de Pedro, Francisco será recordado por su compromiso con los más desfavorecidos, su crítica constante a la indiferencia global y su defensa firme de una Iglesia “en salida”, presente en los márgenes y las periferias del mundo.
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