El Instituto Nacional Electoral (INE) dio el primer paso hacia la implementación del voto electrónico en México, con la intención de permitir a los ciudadanos emitir su sufragio por internet. El modelo que se estudia sería similar al que actualmente utilizan los mexicanos residentes en el extranjero, quienes previamente se inscriben y reciben claves de acceso para votar durante un periodo específico antes de la jornada electoral general.
Este análisis busca explorar cómo podría ampliarse el acceso al voto, garantizando la seguridad informática, la confidencialidad del sufragio y la protección frente a coacciones externas, una preocupación central entre los consejeros del organismo.
Origen del estudio y primeras consideraciones
El impulso para evaluar la posibilidad del voto electrónico surge de peticiones ciudadanas y de un mandato del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF). La intención es que el INE estudie esta opción de manera coordinada, a través de la Dirección Ejecutiva de Organización del Instituto, asegurando que se respeten las garantías constitucionales del voto.
Como primer paso, se ha previsto una reunión de especialistas en voto por internet para el próximo 7 de noviembre, en la que se analizarán experiencias internacionales, sistemas de seguridad y posibles escenarios de implementación.
El representante de Morena, Jaime Castañeda, advirtió que, aunque el procedimiento inicial está sobre la mesa, faltan datos fundamentales como análisis de viabilidad, costos y riesgos. “Todavía no se ve qué se va a servir, lo cual nos genera preocupación”, indicó durante la sesión ordinaria de la Comisión de Organización Electoral.
Retos técnicos y legales del voto electrónico
El consejero Jaime Rivera subrayó la complejidad de este proyecto. Para implementarlo de forma generalizada, señaló que se requeriría no solo cambios reglamentarios, sino una reforma legal integral que regule todos los aspectos del sufragio electrónico.
Entre los principales desafíos técnicos se encuentran:
- Identificación segura de los votantes, evitando suplantaciones.
- Protección ante ataques cibernéticos, asegurando la integridad del sistema.
- Prevención de coacción o manipulación, evitando que terceros obliguen o presionen a los votantes a favor de alguna opción.
“Habrá que tomar en cuenta muy en serio la posibilidad de coacción o de premio-castigo que vulneraría la libertad del voto”, puntualizó Rivera.
La consejera Dania Ravel destacó que cualquier esquema de voto electrónico debe garantizar secrecía e inclusión, especialmente de grupos en situación de vulnerabilidad, como personas con discapacidad o movilidad limitada.
Implementación gradual y grupos piloto
De manera preliminar, los consejeros consideraron que el voto electrónico podría comenzar con grupos específicos, tal como ocurre actualmente con el voto anticipado de personas en postración o con dificultades para acudir a los centros de votación. Esto permitiría probar el sistema, detectar fallas y ajustar protocolos antes de un despliegue más amplio.
Este enfoque gradual también permitiría al INE evaluar la respuesta técnica del sistema, la aceptación de la ciudadanía y la efectividad de los mecanismos de seguridad y protección frente a coacciones externas.
Experiencias internacionales como referencia
El estudio contemplará modelos internacionales de voto electrónico, donde se analizan las mejores prácticas para:
- Garantizar autenticidad y confidencialidad del sufragio.
- Prevenir ataques informáticos o manipulaciones externas.
- Asegurar la accesibilidad a todos los grupos poblacionales, incluyendo ciudadanos en el exterior.
Estas experiencias permitirán al INE diseñar un sistema seguro y confiable, adaptado al contexto mexicano, respetando la tradición del voto presencial mientras se aprovechan las ventajas de la tecnología digital.
Hacia un futuro digital del voto
El análisis del INE sobre voto electrónico representa un avance hacia la modernización del sistema electoral en México. Aunque aún existen desafíos legales, técnicos y de seguridad, el estudio busca garantizar que cualquier implementación futura respete los derechos fundamentales de los ciudadanos.
Si se logra una aplicación exitosa, el voto electrónico podría facilitar la participación de sectores tradicionalmente excluidos y ofrecer mayor comodidad a los votantes, sin comprometer la transparencia ni la legitimidad del proceso electoral.
Por ahora, la ruta contempla estudios técnicos, reuniones con especialistas y la evaluación de grupos piloto, mientras los consejeros aseguran que la confidencialidad, seguridad y libertad del voto sean prioridad absoluta en cada etapa del análisis.


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