El PAN: de baluarte democrático a pragmatismo político
Durante décadas, el Partido Acción Nacional (PAN) fue visto como un símbolo de oposición democrática al PRI autoritario. Representaba principios como la honestidad, la transparencia y la cercanía con los ciudadanos. Sin embargo, al llegar al poder, algo cambió.
El PAN, que antes priorizaba el servicio público y la participación ciudadana, comenzó a mostrar un rostro diferente: pragmatismo político, alianzas cuestionables y conflictos internos que lo alejaron de su identidad original.
Los inicios prometedores: gobiernos municipales y locales
En los años previos al año 2000, el PAN construyó una reputación sólida al ganar presidencias municipales y gubernaturas. Se distinguió por escuchar a los ciudadanos, mejorar la seguridad pública y realizar obras con un impacto social claro.
Características del PAN en sus inicios:
- Gobiernos cercanos a la ciudadanía.
- Ética pública como estandarte.
- Contraste con los gobiernos priistas.
Pero, con la llegada de Vicente Fox a la presidencia en el 2000, esa narrativa comenzó a cambiar.
Vicente Fox: entre la esperanza y el desencanto
El triunfo de Vicente Fox en 2000 marcó el fin de 71 años de hegemonía priista. Al principio, su gobierno respiraba un aire fresco de cambio. Sin embargo, la administración Foxista quedó marcada por el surgimiento de escándalos de corrupción, como el protagonizado por los hijos de Marta Sahagún.
¿Qué salió mal con Fox?
- Corrupción familiar: Los negocios de los hijos de Marta Sahagún.
- Falta de renovación política: No consolidó una transición democrática plena.
- Desencanto ciudadano: La promesa de honestidad y diferencia con el PRI comenzó a desmoronarse.
Calderón: poder y venganza
Felipe Calderón asumió la presidencia en 2006 bajo la sombra de un proceso electoral controvertido. Marcado por el rencor hacia sus propios correligionarios, especialmente los afines a Santiago Creel, Calderón dirigió tanto su gobierno como su partido con un ánimo revanchista.
Las fracturas internas en el PAN durante Calderón:
- Control absoluto del partido: Se marginó a los críticos y opositores dentro del PAN.
- Complicidad con García Luna: Se ignoraron las acusaciones de protección al Cártel de Sinaloa.
- Subordinación del PAN: El partido se convirtió en un mero respaldo a la figura presidencial.
Alianzas cuestionables y pérdida de rumbo
Con el paso del tiempo, el PAN comenzó a priorizar alianzas estratégicas por encima de sus valores fundacionales.
Ejemplos del pragmatismo político del PAN:
- Postulación de la «chapodiputada» Lucero Sánchez: Vinculada al Cártel de Sinaloa.
- Alianza con Melesio Cuén en Sinaloa: Años después, señalado como un político vinculado al narcotráfico.
- Coalición PAN-PRI-PRD en 2024: Una unión que diluye las diferencias ideológicas históricas entre los partidos.
Estas decisiones reflejan cómo el pragmatismo político ha sustituido la ética que antes distinguía al partido.
«Yo acuso»: una advertencia que se vuelve realidad
En 2012, un despliegue titulado “Yo acuso” alertó sobre el rumbo que estaba tomando el PAN. Decía que, si el partido no regresaba a sus fundamentos básicos, perdería el rumbo de su historia.
Más de una década después, esta predicción parece haberse cumplido.
¿Qué le espera al PAN?
Recuperar el rumbo no será una tarea fácil. Requiere:
- Reconexión con la ciudadanía: Retomar los valores de cercanía y servicio.
- Renovación interna: Dejar atrás el pragmatismo y las alianzas cuestionables.
- Transparencia y ética: Demostrar que son un partido que respeta sus principios.
El PAN, alguna vez visto como una esperanza para un México más democrático, hoy enfrenta una crisis de identidad. Su pragmatismo político y su subordinación al poder presidencial han diluido su esencia.
Recuperar su relevancia no será tarea fácil, pero es fundamental para mantener un equilibrio en la política mexicana y ofrecer una alternativa real al actual gobierno.
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