Cuando Zelensky y Macron volvieron a reunirse en París, el silencio previo al encuentro decía más que cualquier comunicado oficial. Afuera, la lluvia caía como metáfora de un continente cansado de la guerra, y adentro, dos presidentes se preparaban para una conversación que podría alterar el curso del conflicto que ya lleva casi cuatro años.
El presidente ucraniano llegó a Francia con un objetivo claro: asegurar que Europa no quede al margen mientras Estados Unidos y Rusia avanzan discretamente en un posible plan de paz. Su visita comenzó temprano, a las 10:00 hora local, en una agenda cargada de urgencia, presiones internas y un escenario diplomático que cambia día a día.
El ministro de Exteriores francés, Jean-Noël Barrot, había anticipado al diario La Tribune Dimanche que París buscaba “avanzar en las negociaciones”. En el fondo, Francia quiere reforzar su rol como actor clave antes de que Washington y Moscú definan un acuerdo sin tomar en cuenta los intereses europeos.
El giro inesperado en las conversaciones
Mientras Zelensky aterrizaba en París, en Estados Unidos se desarrollaba un proceso paralelo: negociadores ucranianos y estadounidenses se reunían en Florida para discutir los puntos de un plan que Washington quiere convertir en la base de un acuerdo final.
Las conversaciones fueron descritas como “productivas”, pero no por ello menos tensas. El borrador inicial de Estados Unidos —28 puntos elaborados sin participación de Europa— generó fuerte descontento en Kiev. El texto proponía la retirada ucraniana del este de Donetsk y validaba de facto las pretensiones territoriales rusas en Donetsk, Lugansk y Crimea. El rechazo fue inmediato.
Tras las críticas, Washington revisó el documento, aunque el nuevo contenido aún no se ha hecho público. Sin embargo, algo quedó claro: Ucrania teme quedar comprometida en un acuerdo que no garantice su integridad territorial, y Europa teme perder influencia.
Zelensky y Macron en la mitad del debate estratégico
En este punto crucial, Zelensky y Macron representan dos caras de la misma lucha: evitar que otros decidan el futuro de Ucrania sin ellos.
Trump, desde el Air Force One, aseguró que ve “buenas posibilidades de lograr un acuerdo”. Su enviado, Steve Witkoff, viajará a Moscú para discutir directamente con Putin. Esto deja claro que Washington está moviéndose con rapidez, incluso mientras Europa intenta mantener el paso.
Zelensky no llega solo a esta mesa de negociación: también carga con el peso de un reciente escándalo interno. El presidente tuvo que remover a su jefe de gabinete y principal negociador, Andriy Yermak, después de un caso de corrupción en el sector energético. Este golpe político complica su posición en las conversaciones internacionales, pero también lo obliga a mostrar fuerza ante sus aliados.
La delegación ucraniana en Florida, encabezada por Rustem Umerov, informó que hubo “avances sustanciales”, algo que Zelensky replicó en sus mensajes oficiales, insistiendo en que la soberanía ucraniana sigue siendo la prioridad.
Europa busca regresar al centro del tablero
Antes de encontrarse con Macron, Zelensky habló con Alexander Stubb, Ursula von der Leyen y Mark Rutte. Todos compartían la misma preocupación: el riesgo de quedar relegados mientras otros definen el final de la guerra.
Francia, en particular, siente la presión de recuperar protagonismo. Macron sabe que, si Europa no actúa ahora, su influencia se verá debilitada durante años.
Es aquí donde el encuentro adquiere un tono simbólico: París quiere enviar el mensaje de que una paz duradera debe construirse con Europa, no sin ella.
Una jornada que podría cambiarlo todo
La reunión entre Zelensky y Macron marca un momento decisivo. En medio de presiones internas en Kiev, movimientos estratégicos de Washington y la sombra constante de Moscú, ambos líderes buscan evitar que el futuro de Ucrania se negocie en una mesa donde ellos no están sentados.
El clima puede cambiar, los borradores pueden reescribirse, pero el mensaje de París queda claro: Europa no está dispuesta a ceder su lugar en la búsqueda del fin de la guerra.Y por eso, al cerrar esta jornada histórica, los nombres Zelensky y Macron resuenan más fuertes que nunca.
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