Era el Día de la Bandera en Ucrania, y Volodimir Zelensky eligió las redes sociales para enviar un mensaje que resonó en todo el país y más allá de sus fronteras.
“No entregaremos nuestra tierra al ocupante”, proclamó el presidente, recordando que la bandera azul y amarilla no es solo un símbolo nacional, sino la esperanza de millones de ciudadanos en territorios temporalmente ocupados.
Para los prisioneros liberados, explicó Zelensky, esa bandera significa volver a casa; para los soldados en el frente, representa el motivo por el que arriesgan su vida; y para las familias que resisten los bombardeos, es el recordatorio de que la lucha tiene un propósito: la existencia misma de Ucrania.
Bombardeos en Sumy y Zaporizhia: la guerra que no da tregua
El mensaje llegó después de una noche difícil. En Sumy, ataques enemigos alcanzaron viviendas y locales, provocando incendios y destrucción, aunque sin víctimas civiles.
En Zaporizhia, los números hablan por sí solos: 448 ataques en 17 localidades en un solo día. Desde bombardeos aéreos hasta drones, la ofensiva rusa golpeó infraestructura y viviendas, dejando 37 construcciones destruidas.
A pesar de la magnitud del daño, el jefe regional, Ivan Fedorov, destacó la labor de trabajadores locales que construyeron fortificaciones con recursos mínimos, permitiendo contener parte de la ofensiva.
La defensa como misión nacional
En su discurso, Zelensky destacó que los soldados no defienden solo ciudades concretas como Vovjansk o Dobropillia, sino toda Ucrania. Cada combate, cada resistencia, cada sacrificio es parte de un mismo objetivo: garantizar el derecho a existir como nación libre.
Esta narrativa conecta directamente con la identidad nacional y refuerza el espíritu de unidad en un país donde la guerra se vive tanto en el frente como en las calles cotidianas.
El respaldo internacional: la voz de la OTAN
Mientras Ucrania resiste militarmente, la diplomacia no se detiene. En Kiev, el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, explicó la hoja de ruta para garantizar que Rusia no vuelva a atacar.
Las garantías de seguridad, dijo, deben tener dos niveles:
- Dotar al ejército ucraniano de recursos y preparación para defenderse incluso tras un eventual alto el fuego.
- Establecer compromisos internacionales firmes por parte de Europa y Estados Unidos, blindando el futuro de Ucrania frente a nuevas amenazas.
“Trabajamos juntos para que Putin nunca más intente atacar Ucrania”, aseguró Rutte, subrayando la alianza estratégica entre Kiev y Occidente.
Una historia que sigue escribiéndose
Cada bandera ondeada, cada familia evacuada y cada línea defensiva construida es parte de una historia de resistencia que aún no llega a su desenlace.Zelensky lo resumió en una frase:
“Nuestra bandera encarna todo lo más preciado para nuestros combatientes y compatriotas”.
La pregunta es cuánto tiempo podrá Ucrania sostener este esfuerzo titánico sin un acuerdo de paz ni una victoria militar inmediata.
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