Volodimir Zelensky volvió a levantar la voz. En un mensaje cargado de urgencia, el presidente ucraniano pidió a sus socios europeos aumentar la presión sobre Rusia tras una de las jornadas más intensas desde el inicio de la guerra: más de 450 drones y 45 misiles lanzados contra ciudades ucranianas.
Los blancos fueron los de siempre: infraestructura civil, edificios residenciales y el sistema energético nacional. Mientras los equipos de emergencia trabajaban entre los escombros, Zelensky dirigió un mensaje claro:
“Es momento de actuar con más fuerza, no de retroceder”.
Una ofensiva invernal que pone a prueba la resistencia
El escenario no es nuevo, pero sí más peligroso. Con la llegada del invierno, Rusia ha intensificado su ofensiva aérea con el objetivo de dejar a millones de ucranianos sin electricidad ni calefacción. En respuesta, Zelensky exigió que los activos rusos congelados en Europa sean destinados a financiar la defensa ucraniana.
Además, pidió nuevas sanciones contra la industria energética rusa, incluyendo la energía nuclear y el comercio de petróleo y gas, sectores que hasta ahora han escapado de las restricciones internacionales.
Según Zelensky, “cada misil sobre una planta eléctrica debe tener una respuesta económica igual de contundente”.
Pokrovsk: símbolo de resistencia y advertencia
En el frente oriental, la ciudad de Pokrovsk se ha convertido en el epicentro del conflicto. Zelensky informó que 314 soldados rusos lograron infiltrarse en la ciudad, una cifra que contrasta con los partes oficiales de Moscú, que afirma haber tomado más de 60 edificios.
La batalla por Pokrovsk refleja la nueva estrategia rusa: infiltraciones y ataques quirúrgicos para desgastar la defensa ucraniana antes de un asalto mayor. Aun así, el gobierno de Kiev asegura que sus tropas resisten y continúan expulsando a los invasores.
Mientras tanto, blogueros militares y analistas discrepan sobre el verdadero control del territorio. Algunos afirman que la ciudad está cercada, otros sostienen que aún hay combates casa por casa. Lo cierto es que Pokrovsk simboliza la tenacidad ucraniana frente a un enemigo que no cede.
Europa, ante una decisión crucial
Zelensky no solo habla a sus aliados, los desafía. Sabe que el cansancio político y económico en Europa puede debilitar la unidad frente a Moscú. Por eso insiste: “la ayuda debe traducirse en acción”.
El mandatario espera que la Unión Europea y el G7 adopten medidas concretas, como destinar los recursos financieros rusos retenidos en bancos occidentales para reforzar la defensa de Ucrania y reconstruir la infraestructura dañada.
La guerra ha entrado en una nueva fase, y el mensaje de Kiev es claro: sin presión adicional, Rusia seguirá golpeando con impunidad. En medio de un invierno que promete ser el más difícil desde 2022, Ucrania vuelve a depender de la rapidez y decisión de sus aliados.


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